Texto: Javier Antolín, OSA
Música: A new day. Mixaund
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.
Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».
Se trata de creer
Hemos escuchado la primera parte del llamado “discurso del Pan de Vida” que Jesús dirige a sus oyentes después de la multiplicación de los panes. Jesús, verdadero Pan de Vida, invita a sus discípulos a creer en él. Continuamente se dice: “el que viene a mí”, “el que cree en mí”,” el que ve al Hijo y cree en Él”. Se trata de creer en el enviado del Padre. Dios ha enviado a su Hijo al mundo para darle vida, Jesús ha sido enviado por el Padre no para hacer su voluntad sino la del que le ha enviado: que no se pierda nada de lo que le dio y que lo resucite en el último día, por eso el que ve al Hijo y cree en él tiene vida eterna.
Estamos en tiempo pascual y hemos renovado nuestra fe, se nos invita a creer en Jesús resucitado que ha sido enviado por Dios para dar vida y salvar el mundo. Jesús participa del proyecto salvífico de Dios y es lo que hizo a lo largo de toda su vida: curando, perdonando, devolviendo la dignidad y esperanza a los decaídos, acogiendo a todos, etc. Creer en él es seguir llevando a todos la salvación de Dios, es decir, seguir anunciado y mostrando a las personas con las que nos encontramos el amor de Dios, es decir, hay que seguir dando vida y esperanza.
No obstante, nunca lograremos eliminar todos los males ni las situaciones de muerte de nuestro mundo, por eso reafirmamos nuestra fe pascual, que a pesar de la muerte la última palabra la tiene la vida. Jesús resucitado nos hace participar de su misma vida eterna, a pesar del dolor, de la desesperanza y la angustia, la fe nos da esa confianza cierta que nos ha abierto la Pascua, ya que nuestra vida, toda la historia y todo el universo está unido al misterio pascual de Cristo.