Texto: Jesús Baños, OSA
Música: A new day. Mixaund
En aquel tiempo, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas”! Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».
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Palabras de Jesús para nosostros
Este trocito del evangelio de Mateo está en la sección de los siete “ayes” contra los referentes religiosos de su tiempo. Estos dos, el quinto y el sexto, están dirigidos en particular contra los escribas y fariseos. Contienen una denuncia y repulsa clara de Jesús a estos dos grupos calificados de hipócritas por su manera de vivir la religión, aparentando ser de una manera cuando en la realidad se es de otra. Sus comportamientos y formas externas aparentan justicia pero esconden crueldad; aparentan reconocimiento al plan de Dios (el que queda expresado en los profetas) pero lo que hay de verdad es un rechazo de ese plan expresado en el rechazo del mismo Jesús como enviado de Dios. Ese rechazo es que colma la medida de los padres.
Es un lenguaje duro en labios de Jesús. Esa dureza y claridad ponen de manifiesto la incompatibilidad radical del mensaje de Jesús, del plan de Dios, del Reino con una actitud de hipocresía, de apariencia, de incoherencia, de falta de verdad. La fuerza y claridad de la denuncia atraviesa el tiempo, la historia y la concreción de unos grupos determinados para llegar a nuestros oídos cuando escuchamos el evangelio, sacudiéndonos con fuerza para desenmascararnos en nuestros comportamientos de mera apariencia de bien sin un sustento fuerte de opciones verdaderas por Jesús y su mensaje.
Son palaras que ponen en guardia y previenen, que iluminan y motivan a la revisión profunda de lo que somos y hacemos. Porque la hipocresía llega a filtrarse sibilinamente hasta el hondón del alma con justificaciones – autojustificaciones - que terminan nublando el discernimiento y endureciendo la conciencia. Como si estas palabras de Jesús no nos tocaran a nosotros.