Misión: ser testigos

Publicado el 06/12/2022
Agustinos


Texto:  J, Joaquin  Ojea
Música:  Bensound cute

Testigos

Buenos días, en Hechos leemos con meridiana claridad la misión que tenemos como seguidores de Jesús… San Pedro tomo la palabra y habló a los allí presentes y nos dice a nosotros que “Es, pues, preciso que de entre aquellos hombres que han andado con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entró y salió entre nosotros, empezando por el bautismo de Juan hasta el día en que fue arrebatado a lo alto de nuestro lado, sea constituido uno, junto con nosotros, como testigo de su resurrección” (Hch. 1, 21-22).

He aquí la misión del discípulo de Cristo… “testigo de la resurrección” de Nuestro Señor Jesucristo.

San Pablo, el apóstol de los gentiles, recibe de boca de Ananías, que hablaba en nombre de Jesús, la misión de Pablo: “El Dios de nuestros padres te tomó de su mano para que conocieras su voluntad y vieras al Justo y oyeras la voz de su boca, pues has de ser testigo suyo ante todos los hombres de lo que has visto y oído (Hch. 22, 14-15).

La misión está clarísima. ¿Cómo llevarla a cabo?

Desde un punto de vista jurídíco, el testimonio es algo inherente al testigo, por cuanto el testimonio es un relato de de primera mano de los acontecimientos que atestigua un testigo.

Por lo tanto, para ser testigo, tenemos que dar testimonio de nuestra fe. Creo que la mejor manera de dar testimonio es con nuestra propia vida. ¿Cómo es mi forma de vivir? ¿Cuáles son mis valores antes la vida cotidiana? Filipenses 2:15 establece esta meta para nosotros: "para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo".

Jesús ya nos los dijo: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mt. 5:14-16

Por lo tanto, tenemos que mostrar la luz que hay en nuestras vidas (y esa luz no es otra que la Luz de Cristo) a través de nuestra conducta, de nuestra acciones y actitudes, en definitiva, de nuestra vida. ¡No podemos esconder la luz que hay en nosotros!… Y así glorificaremos a Nuestro Padre que está en los cielos.