Texto: Jordi Vaqué
Música: Acousticguitar
La Virgen del Pilar
Buenos días,
Aunque el día grande de la Virgen del Pilar es el 12 de octubre, las fiestas arrancan ya desde el día 8 con un montón de actividades: conciertos, actos culturales y, sobre todo, la tradicional ofrenda floral. Es quizá el momento más emocionante, porque miles de personas, muchas con trajes típicos, se acercan a la plaza para dejar sus flores y poco a poco se va formando un manto impresionante que cubre la imagen de la Virgen.
La devoción al Pilar tiene una historia muy especial. Según la tradición, el apóstol Santiago, después de Pentecostés, emprendió la misión de anunciar el Evangelio en Hispania, entonces provincia del Imperio romano. Su predicación no fue fácil: los habitantes de Cesaraugusta (la actual Zaragoza) se mostraban reacios y él mismo llegó a sentirse desanimado. Fue entonces, en la madrugada del 2 de enero del año 40, cuando la Virgen María —aún viva en Jerusalén— se le apareció sobre un pilar de jaspe, acompañada de ángeles, para darle fuerzas y animarlo a perseverar en su misión. Le entregó aquel pilar como signo de fortaleza y le pidió que levantara allí un templo. Este gesto se interpretó como un apoyo decisivo para que Santiago continuara su labor evangelizadora en la península, sembrando la semilla de la fe que más tarde daría fruto en toda España.
Además, el 12 de octubre coincide con el Día de la Hispanidad, lo que da a la fiesta un sentido más amplio. No se queda solo en Zaragoza, sino que se celebra también en muchos países de habla hispana. La Virgen del Pilar se convierte así en un símbolo de unión y de apoyo, igual que lo fue para Santiago en su misión. Nos recuerda que la fe se transmite con esfuerzo, constancia y esperanza, y que siempre hay alguien que nos anima a seguir adelante, como hizo la Virgen con el apóstol en aquel momento decisivo de la evangelización.
La Virgen del Pilar no es solo patrona de Zaragoza, sino también un signo de fortaleza y esperanza para todos los pueblos de habla hispana. Su aparición a Santiago nos recuerda que la misión de anunciar el Evangelio nunca se hace en soledad: siempre contamos con el aliento de María, que sostiene y acompaña a quienes se esfuerzan por vivir y transmitir la fe. Celebrar el Pilar es, en definitiva, celebrar la unión entre tradición, fe y cultura, y renovar el compromiso de seguir construyendo una comunidad cimentada en la esperanza.
Para terminar, San Juan Pablo II hizo una preciosa oración a la Virgen del Pilar:
“Doy fervientes gracias a Dios por la presencia singular de María en esta tierra española donde tantos frutos ha producido. Y quiero encomendarte, Virgen santísima del Pilar, España entera, todos y cada uno de sus hijos y pueblos, la Iglesia en España, así como también los hijos de todas las naciones hispánicas. ¡Dios te salve, María, Madre de Cristo y de la Iglesia! ¡Dios te salve, vida, dulzura y esperanza nuestra! A tus cuidados confío esta tarde las necesidades de todas las familias de España, las alegrías de los niños, la ilusión de los jóvenes, los desvelos de los adultos, el dolor de los enfermos y el sereno atardecer de los ancianos. Te encomiendo la fidelidad y abnegación de los ministros de tu Hijo, la esperanza de quienes se preparan para ese ministerio, la gozosa entrega de las vírgenes del claustro, la oración y solicitud de los religiosos y religiosas, la vida y el empeño de cuantos trabajan por el reino de Cristo en estas tierras. En tus manos pongo la fatiga y él sudor de quienes trabajan con las suyas; la noble dedicación de los que transmiten su saber y el esfuerzo de los que aprenden; la hermosa vocación de quienes con su conciencia y servicio alivian el dolor ajeno; la tarea de quienes con su inteligencia buscan la verdad. En tu corazón dejo los anhelos de quienes, mediante los quehaceres económicos procuran honradamente la prosperidad de sus hermanos; de quienes, al servicio de la verdad, informan y forman rectamente la opinión pública; de cuantos, en la política, en la milicia, en las labores sindicales o en el servicio del orden ciudadano prestan su colaboración honesta en favor de una justa, pacífica y segura convivencia. Virgen Santa del Pilar: aumenta nuestra fe, consolida nuestra esperanza, aviva nuestra caridad. Socorre a los que padecen desgracias, a los que sufren soledad, ignorancia, hambre o falta de trabajo. Fortalece a los débiles en la fe. Fomenta en los jóvenes la disponibilidad para una entrega plena a Dios. Protege a España entera y a sus pueblos, a sus hombres y mujeres. Y asiste maternalmente, oh María a cuantos te invocan como Patrona de la Hispanidad.”