Texto: Maximiliano L. García Pelayo
Música: Amazing grace (bendito amor) - Kesia
Buenos días; hoy la Iglesia celebra el Corpus, la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Jesús, en la Última Cena, partió el pan y lo entregó diciendo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros”. Y desde entonces, la Eucaristía es ese regalo que nos hace para alimentarnos con su amor, para recordarnos que Él está vivo y presente en medio de nosotros, y para invitarnos a hacer lo mismo que Él: partirnos y entregarnos por los demás.
En este día, celebramos el Día de Cáritas, esa gran red de la Iglesia que trabaja con personas que viven en situación de pobreza, soledad o exclusión. Cáritas no es solo una organización: es una forma de vivir el Evangelio con hechos. Cáritas nos enseña que el Cuerpo de Cristo no solo está en el pan del altar, sino también en el hermano que sufre, en la persona que llora, en el rostro del que necesita ayuda.
Además, el Evangelio de hoy nos presenta a Jesús enseñando a orar. Y lo hace con palabras sencillas, no ruidosas ni rebuscadas. Jesús nos regala el Padrenuestro, una oración que no es solo para recitar, sino sobre todo para vivir:
- Cuando pedimos “Danos hoy nuestro pan de cada día”, no solo hablamos del pan material, sino también del pan de la dignidad, de la paz, del consuelo. Un pan que no se acumula, sino que se comparte.
- Cuando decimos “Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos”, nos comprometemos a soltar el rencor, a dar nuevas oportunidades.
- Y cuando decimos “Hágase tu voluntad”, reconocemos que Dios tiene un plan para nosotros, y que seguir su voluntad es el camino para ser verdaderamente felices.
Estamos ya muy cerca del final del curso. Ha sido un año lleno de momentos intensos, de aprendizajes, de amistades, de cansancios y también de alegrías. Hoy es un buen día para dar gracias a Dios por todo lo vivido. También es momento para mirar hacia adelante con esperanza.
Nuestro lema de este mes lo resume muy bien: “Portadores de esperanza”. ¿Qué significa? Significa ser personas que no se rinden ante los problemas. Ser capaces de mirar al futuro con confianza. Saber acompañar al que sufre. Animar a quien se siente solo.
Hoy te invito a mirar tu corazón y preguntarte en silencio:
¿Qué pan soy yo para los demás?
¿Qué esperanza llevo conmigo?
¿Dónde estoy llamado a ser cuerpo vivo de Cristo?
¡Buenos días!