La Vid, más que un Monasterio

Publicado el 09/06/2022
Agustinos

🎧 Audio Reflexión

TEXTO: Curri Ruiz

MÚSICA: CLARO DE LUNA (Beethoven) – R. Clayderman

Buenos días:

El pasado fin de semana hemos tenido la Marcha Mariana en La Vid.

Para quienes no sepáis qué es, se trata de una caminata con la Virgen de La Vid desde Peñaranda de Duero hasta el Monasterio de Santa María de La Vid en Burgos el primer sábado de junio.

Podría pasarme un rato explicando la historia del Monasterio, que es muy interesante, pero eso os lo dejo a los que seáis estudiosos y decidáis buscarlo.

Hoy os quiero hablar de lo que significa para mí La Vid. Es una mezcla de sensaciones cada vez que voy que intentaré explicaros.

Cuando giras a la derecha por la carretera en el desvío que te indica que ya llegas, es siempre impresionante ver a lo lejos la espadaña del Monasterio. El edificio es enorme. Entras en la iglesia y te encuentras esa imagen de la Virgen rodeada de espejos, las tres naves, la sacristía, el claustro, la biblioteca sublime, las capillas…

En el exterior, los jardines siempre cuidados, la chopera, la isla, la presa…

Todo en el monasterio es grandioso, pero para mí lo mejor de La Vid son las experiencias personales que he vivido.

Llevo 11 o 12 años visitando La Vid al menos una vez al año, menos en el año de pandemia, claro está.

En esos años, ha habido tiempo para todo: risas, llantos, reflexiones, confidencias, amistad, tiempo para compartir, para entregar y entregarse, para rezar.

Recuerdo los primeros años con los niños pequeños en la Marcha Mariana, grandes momentos con familias amigas. Muchas risas, grandes momentos.

He conocido mucha gente de varios puntos de España, hemos convivido en fines de semana de fraternidad, de matrimonios, de amigos. He rezado intensamente delante de la Virgen pidiendo todo tipo de cosas: ayuda a esta amiga, a mi familia, a mi misma, dame esto, quítame lo otro, en definitiva: intercede por mí.

Y siempre, siempre, he tenido la sensación de que me ha escuchado.

En fin, que solo puedo agradecer a las personas que me han enseñado y descubierto el monasterio y lo siguen haciendo ya que no dejo de descubrir cosas nuevas cada vez que voy, por todo lo que me ha dado y me sigue dando La Vid.

Si aún no lo conoces, no lo dudes, busca un día y visítalo. Ojalá te regale tantas experiencias maravillosas como a mí.

Muy buenos días.