Texto: Santiago Alcalde
Música: Bensound cute
Creo que uno de los grandes logros, de las personas y de sociedad, de nuestro tiempo es el haber crecido en solidaridad. La ayuda que se da a las personas y países que más lo necesitan es enorme. Para organizar y coordinar de manera efectiva todas las ayudas y que lleguen a quienes más lo necesitan, han surgido numerosas la ONGs.
Un día, mientras caminaban Jesús y Pedro cerca del monte Tabor, vieron a un campesino judío desesperado. Su carreta estaba volcada en un barranco y su carga, de fruta y verduras, desparramada por el suelo. El hombre, con las manos hacia lo alto, le suplicaba a Yahvé: “Señor, tú que siempre ayudas a los pobres y desdichados, ¡Ayúdame!”. Pasado un tiempo, el hombre volvió a rezar: “¿Por qué no me ayudas? ¿Qué te cuesta hacer un milagro por tu siervo? Levanta, con tus divinas manos, mi carreta y haz que recupere todo su contenido; y te daré gracias eternamente”. Jesús y Pedro, vieron al campesino, su carreta volcada y todo su contenido desparramado; pero pasaron a su lado sin decir ni hacer nada por ayudarlo.
Un kilómetro más adelante vieron otra carreta, también estaba volcada y con todo su contenido disperso por el suelo. El campesino, cubierto de sudor, con los músculos tensionados por el esfuerzo y renegando de Dios, trataba de levantar su carreta. Al momento Jesús se detuvo y le dijo a Pedro: “Tenemos que ayudar a este hombre”. Luego, con el esfuerzo de los tres, lograron levantar la carreta y poner en ella todo su contenido.
Una vez que se alejaron, Pedro le comentó a Jesús: “No entiendo nada. Al primer campesino, que pedía con tanta fe su ayuda a Dios, nosotros no le ayudamos. En cambio, a este último, que renegaba de su mala suerte y de Dios, le hemos echado una mano. ¿Por qué?”. Jesús le contestó: “Al primer campesino no le ayudamos por flojo. Él, sin mover un dedo, pretendía que Dios se lo hiciera todo, En cambio al segundo le ayudamos, porque estaba poniendo de su parte todo lo que podía para salir de su situación”.
Hay que ayudar, sin duda y las ONGs, entre otras cosas, están para eso; pero hacerlo con quien no se ayuda, es perder el tiempo y los recursos. “A Dios rogando y con el mazo dando”.