Santiago y sus caminos

Publicado el 27/07/2022
Agustinos


Texto: Pablo Tirado, OSA
Música:  Bensound cute

Hace 2 días que celebramos la fiesta de Santiago Apóstol y, el que suscribe, justo hace 2 semanas que regresaba, una vez más, de peregrinar a la tumba del mismo con un grupo de jóvenes. Una vez más, experimenté y pude compartir con nuestra juventud agustiniana que el Camino de/hacia Santiago es una metáfora del Camino de la Vida cotidiana y que, las vivencias del peregrino compostelano, así como las del peregrino que camina entre el paisaje de su vida, son las mismas.

¿Qué mueve tu caminar? ¿Por qué peregrinas? Preguntaba todos los días bien personal bien colectivamente al grupo que acompañaba. Pronto se dieron cuenta que, como tú, acompañante de este “buenos días”, la respuesta valía para poner un pie detrás de otro para llegar a Santiago, como para encontrar una motivación que les llevase a avanzar en su vida cotidiana.

Y es que, ¿qué nos mueve en la peregrinación en esta nuestra vida en la que todos estamos de paso? Ya satisfechos en la Oficina del peregrino, para conseguir la Compostela, uno oye todo tipo de razones por las que ha hecho el Camino: superación personal, una experiencia nueva de viaje, en busca de la espiritualidad, conectar con la naturaleza, conocimiento de cultura(s), motivos «deportivos», gastronómicos, compañía…e, incluso, la fe o motivos religiosos.

Creyentes y no creyentes nos fundimos en el Camino de Compostela, de la Vía Láctea o, en general, de la Vida; y nos vemos rodeados de pluralidad de expectativas, motivaciones, esperanzas y desesperanzas, riquezas y miserias, ilusiones y tristezas, juventud y ocaso….y somos incapaces de aprovechar que nos une la realidad de un proceso y, sobre todo, el fin, la meta.

La meta, Santiago, que es la figura de la plenitud, de la realización, nos enseña que, realmente, nuestra meta no es ni la Tumba del Apóstol, ni la catedral, ni la satisfacción de haber llegado ni haber cumplido una promesa. El ser humano es un ser inquieto, sediento, capaz cada vez de más y, los que hemos llegado varias veces a Santiago, sabemos que queda Finisterre y luego volver a empezar, porque “nos hiciste Señor para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”.

Estamos hechos para Dios, sí, y nuestra felicidad plena solo llegará en Él, pero todas nuestras metas, nuestras “llegadas a Santiago” son anticipo y pasos para saborear la meta final, pero sin quedarnos quietos. El mayor problema del peregrino es no tener horizonte hacia el que caminar.

Por eso, queridos amigos, tomemos la vida como estímulo y degustación de lo definitivo, pero para encontrar una nueva razón por la que caminar mañana.