Compartir lo que uno es

Publicado el 24/01/2023
Agustinos


Texto: Santiago Alcalde, OSA
Música:  Autum prelude

La caverna oscura y la luz

Compartir lo que somos, hacemos y tenemos, en lugar de hacernos más pobres, siempre nos enriquece. Si durante un momento miras tu vida, descubrirás que los momentos más felices que has tenido en ella, son aquellos en los que más has compartido con los demás.

En cierta ocasión un filósofo les contó a sus discípulos la siguiente historia: “Varios hombres, que entraron en una caverna, quedaron encerrados en ella por error. Cuando la puerta se cerró, se hizo en torno a ellos una oscuridad total. Pasó algún tiempo y como nadie venía a rescatarles, uno de ellos frotando dos piedras logró que saltaran algunas chispas. Luego, con unos girones de su ropa, consiguió hacer un pequeño fuego. La luz de este fuego era tan pequeña, que casi no se veía nada; pero le permitió reconocer que en las paredes de la caverna había algunas teas. Tomó una y la encendió. Posteriormente dio las otras a sus compañeros que hicieron lo mismo. Pronto, la oscura caverna, se iluminó y todos pudieron salir de ella”.

Después de escuchar este relato, uno de los discípulos le preguntó al filósofo: “¿Qué nos quieres enseñar con esta historia?”. “La enseñanza es clara - dijo el filósofo - Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo. Y también nos dice que, al compartir nuestra luz, esta no se desvanece, sino que por el contrario crece y aumenta”.

El alumno, completando el razonamiento del maestro dijo: “Tienes razón. Si una vela enciende otra, y esta otra y otra, se puede conseguir que lleguen a brillar miles de ellas y desaparezca la oscuridad que a todos nos envuelve”.

“Lo que has dicho, le señaló el filósofo, es muy cierto; pero hay que tener en cuenta que iniciar esto no es fácil; y les puso otro ejemplo. Un fósforo es un objeto pequeño y aparentemente insignificante; pero tiene gran poder. Él solo puede encender miles de luces, pero para lograrlo tiene que entregar su cabeza y luego quemar su cuerpo. Algo que no todos están dispuestos a hacer. Con todo, querido discípulo, si iluminas tu corazón con amor, puede que ilumines miles de corazones, que a su vez iluminarán otros corazones y la fría oscuridad del mundo se desvanecerá”.