Vivir un día a la vez

Publicado el 14/08/2023
Agustinos


Texto: Santiago Alcalde, OSA
Música: Acousticguitar

Se dice de nosotros, las personas actuales, frente a las de tiempos pasados, que tenemos dos obsesiones: el estar ocupados y el estar preocupados. Vivimos muy acelerados. El tiempo que tenemos siempre nos parece poco para todo lo que queremos realizar. Esto crea en nosotros la preocupación, la angustia, el no disfrutar de la vida y del momento presente.

No sé si has caído en la cuenta que todos, sin excepción, tenemos dos días a la semana de los que no nos debemos preocupar. Dos días que debemos guardar libres de miedo y ansiedad.

Uno de ellos es el ayer, con sus equivocaciones y pesares, sus faltas y confusiones, sus dolores y tristezas. Ayer ha pasado para siempre. Está fuera de nuestro control; y todo el dinero del mundo no puede cambiar ni la más pequeña cosa que hayamos hecho. No podemos borrar de él ni una palabra. El ayer ya pasó.

El otro día, sobre el que no debemos preocuparnos, es el mañana con sus posibles adversidades, sus problemas, sus promesas grandes y sus pequeños logros. Mañana volverá a salir el sol, en todo su esplendor o detrás de una cortina de nubes, por el horizonte. Pero hasta que llegue, no tenemos parte en el mañana, porque aún no ha nacido.

Sólo hay un día por el que debemos preocuparnos: el hoy. Sólo el hoy existe. Sólo en el hoy podemos desarrollar o malgastar nuestra vida. Cualquier persona puede pelear la batalla de la existencia, si es por un solo día. Cuando nos cargamos con esas horribles eternidades del ayer y del mañana, nos derrumbamos. No es la experiencia de hoy lo que lastima a los hombres, sino la amarga culpa, algo que sucedió ayer; y el miedo de lo que traerá el mañana. Vivamos, por lo tanto, tan solo un día a la vez; y dejemos confiadamente a Dios el pasado y el futuro.

La palabra de Dios nos anima a vivir el hoy cuando nos dice: “No os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día sus propias preocupaciones" (Mt 6,34).