Texto: Santiago Alcalde, OSA
Música: Amazingrace
Muchas personas me manifiestan que quieren ser mejores; tener una vida interior más profunda, pero a la vez me dicen que las preocupaciones diarias se lo dificultan, cuando no se lo impiden. Entonces me preguntan: “¿Qué puedo hacer?”.
Cuentan que un rey de la India, muy rico y con fama de ser indiferente a las riquezas materiales, era también un hombre de profunda religiosidad, algo inusual en un personaje de su categoría. Un súbdito, amigo del rey, quiso averiguar el secreto que el soberano tenía para no dejarse deslumbrar por el oro, las joyas y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su tiempo. Por eso un día le preguntó: “Majestad, ¿cuál es el secreto que usted tiene para cultivar su vida espiritual en medio de tanta riqueza y lujos?”.
El rey le dijo: “Te lo revelaré si recorres todo el palacio admirando la magnitud de mi riqueza. Para este recorrido has de llevar una vela encendida. Eso sí te digo, que si se te apaga, te decapitaré por haberme hecho una pregunta indiscreta”. Al término del paseo por todas las estancias del palacio, el rey le preguntó: “¿Qué piensas de mis riquezas? ¿Te impresionaron las dependencias del palacio?”. El súbdito respondió: “No vi nada. Sólo me preocupé de que la llama de la vela no se apagara”.
El rey le dijo: “Ese es mi secreto. Estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las riquezas de fuera”.
Muchas veces deseamos vivir como mejores cristianos y tener una vida espiritual más profunda, pero no nos decidirnos a apartar la mirada de las cosas que nos rodean y nos deslumbran con su aparente belleza. Procura “mirar hacia adentro” y avivar tu llama espiritual. Si tienes tu mente y tu corazón puestos en Dios, le conocerás más, le amaras mejor y tu vida espiritual crecerá. Igualmente, puedo asegurarte, que las preocupaciones ordinarias que puedas tener, relacionadas con tu familia, tus amigos, tu estudio, tu trabajo… no serán para ti mayor problema. Porque se cumplirá en tu persona estas palabras de Jesús: “Busca primero el Reino de Dios y su justicia divina, y todo lo demás se te dará por añadidura”. (Mt 6,36).