¿Se va o se queda?

Publicado el 29/05/2025
Agustinos


Texto:  P. Juan M. Paniagua Miguélez, OSA

Música: Amazing grace (bendito amor) - Kesia

 

¡Buenos días!

Por más que uno escuche el Evangelio, siempre surgen dudas de comprensión y de interpretación. Tal es el caso del día de hoy en el texto que nos propone la Iglesia para la liturgia de la Misa. Dicho texto (Jn 16, 16-20) corresponde al capítulo 16 de San Juan  donde vemos cómo va avanzando el argumentario de la despedida de Jesús de sus apóstoles. Jesús anticipa un cambio inminente que desconcierta a sus apóstoles al hablarles directamente de su partida: les dice que pronto dejarán de verlo, pero que después lo verán nuevamente. Hoy también a nosotros nos desconciertan estas palabras del Maestro, y si inicialmente sentimos su lejanía o ausencia, también nos quedamos mucho más tranquilos al escuchar de sus labios esas palabras que nos convencen totalmente cuando nos dice que “nuestra tristeza se convertirá en alegría” … Así de sencillo y así de contundente, porque es Él quien asume nuestras tristezas y las carga como cargó con la cruz, y nos aboca a una alegría plena que solo se adquiere con la resurrección, o con el encuentro con quien ha vencido la mayor de las tristezas, la muerte, para encaminarnos al gran encuentro en la gloria del cielo.

Estamos terminando un curso, una vez más con sus complicaciones, pero donde especialmente en este mes de mayo, hemos podido descubrir un puñado de alegrías que procedían de la misma presencia encarnada de nuestro Señor Jesucristo. Para esto no tenemos más que recordar la limpia mirada de los niños en su Primera Comunión, la felicidad que irradian muchos de los niños que, en forma de festival, lo dan todo para su Cole y para sus papás que también se han hecho presentes para saborear tales sonrisas. O la siempre emocionada y esperanzadora mirada de nuestros jóvenes que se despiden del Colegio después de toda una vida teniéndolo como su segunda casa. En todos estos casos, también nos preguntamos ¿se van o se quedan? Y en Jesús tenemos la respuesta de que más allá de la presencia física Él nos ha prometido que aunque se vaya, estará siempre con nosotros, hasta el final de los tiempos… Ya lo veis, siempre tenemos motivos para estar alegres, como también lo subrayará el mismo san Pablo: “estad alegres, os lo repito estad alegres” (Filp 4, 7).

¡Muy buenos días!