El pistoletazo de salida

Publicado el 01/10/2025
Agustinos


Texto: Clara de Mingo
Música: Acousticguitar

Hoy, 1 de octubre, damos el pistoletazo de salida a muchos de los grupos de nuestras comunidades. Catequesis, grupos de formación, adoración, reflexión, pastoral de la salud; grupos de niños, jóvenes, jóvenes de espíritu comienzan a llenar los pasillos de alegría, calidez humana e ilusión por el nuevo curso. Aquellos que llevamos algún año que otro en estos grupos, terminamos el curso con ideas para mejorarlo, y empieza ahora el momento de aplicarlo para ver la acogida que tienen.

ACOGIDA. Qué palabra más bonita. En este año, nuestra opción preferente marca claramente la línea de trabajo en equipo. “Somos comunidad” es una invitación a integrar a todas las personas que tengan, como San Agustín, el corazón inquieto en la búsqueda de Dios.

En el Evangelio de hoy, Jesús dice: “Sígueme”. Una palabra, una sola palabra carga de significado. Sígueme. Y claro, todos, o al menos la gran mayoría, haríamos lo que los discípulos “sí, sí, te sigo, pero espera que tengo que hacer esto antes”. Y es que las implicaciones que conlleva seguir a Jesús, son muchas. Decir que sí sin reservas, es complicado, porque siempre tenemos cosas aparentemente urgentes o importantes que nos impiden darnos al 100%. Al comprometerte con un grupo, no nos limitamos a la hora o el tiempo que dure la reunión semanal, sino que incluye las posibles convivencias de fin de semana, la preparación de las reuniones, la formación personal, el tiempo que le dedicamos a los demás, el acompañamiento y la entrega a los otros. Y eso implica renunciar a otros eventos, descanso y a la comodidad, pero sin duda, el premio es mucho mayor.

No sé si le pasará a alguien más, supongo que sí, pero muchas veces, cuando en el café del trabajo comentamos lo que hicimos el fin de semana o lo que vamos a hacer el siguiente, mis compañeros de trabajo siempre me miran con cierta expectación para ver con qué grupo toca reunión ese fin de semana. Es más, hubo una temporada que hacían apuestas y todo, hasta que vieron que era una ruina porque siempre había algo. También tengo que decir que sarna con gusto no pica, aunque vengan temporadas en las que parece que viene un tifón cuando se enlaza Navidad, confirmaciones, Semana Santa, San Agustín, comuniones y el final de curso, pero, repito, seguro que muchos de los lectores os encontráis en situaciones similares.

Hoy me gustaría dedicarle una oración especial para todos esos grupos, para que en todo momento se reúnan alrededor de Cristo, dejando atrás todo lo que nos aleja de Él y promoviendo la unidad en la diversidad:

Señor Jesús, sabemos que todos nosotros, igual que los primeros discípulos necesitamos tu paciente y amorosa instrucción. Por eso te agradecemos por la Palabra escuchada, por el Pan que nos alimenta, por la comunidad donde vivimos y celebramos la fe en familia, por tu presencia entre nosotros, y por habernos elegido como discípulos.

Danos un deseo muy vivo y constante de querer conocerte más profundamente y de querer ser instruidos y guiados por Ti; que nunca caigamos en la tentación de pensar que ya somos totalmente fieles. Perdónanos por las ocasiones en que hay rivalidades en el interior de la comunidad o queremos ser los primeros y más importantes. Ayúdanos a construir fraternidad y a valorar a cada persona como hija de tu Padre y hermana nuestra.

Que la Iglesia sea cada vez más una familia de hermanos, donde el objetivo sea el servicio y la atención mutua; que aprendamos a ver en cada persona a alguien que lleva tu nombre, sabiendo que Tú, Señor Jesús, te hiciste hermano de todos y a todos recuerdas la dignidad que tenemos como hijos del Padre.