Miércoles I de Cuaresma

Escrito el 09/03/2022
Agustinos


Música: Reinnasance audionautix

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús,
y él se puso a decirles:
«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».


“Generación perversa” llama hoy Jesús a los que lo escuchan. Y le llama a sí porque piden signos… Acaba de tener una discusión con algunos judíos de la multitud sobre si las expulsiones de malos espíritus las hacía con el dedo de Dios o de Belcebú…. ¿Qué nos llamaría a nosotros? ¿Somos de los que pedimos signos para creer, para reconocer la presencia y acción de Jesús en medio de nuestro mundo?

Los ninivitas escucharon la llamada a la conversión por la predicación de Jonás. La reina del Sur veía grandeza en Salomón… ¿Vamos a ser nosotros más sordos o más ciegos que los ninivitas de hoy o las “reinas del sur” de nuestros días? ¿Tendrán que levantarse contra nosotros y tacharnos de incrédulos?

En este camino de cuaresma en el que estamos dando los primeros pasos tendremos que estar atentos y afinar nuestros sentidos para ver los signos de la presencia de Jesús, las llamadas a nuestra conversión… ¿No será un signo claro e interpelante la realidad de una guerra que provoca tanto sufrimiento entre inocentes? Un signo, una llamada a construir y organizar el mundo de forma diferente; asentado en otros valores más allá del poder o de otros intereses que no son ni justos, ni buenos, ni comunes… Una llamada a la conversión, al cambio en forma de grito de auxilio de una parte de la humanidad que se suma a la que ya lleva mucho tiempo gritando… Ahí podemos reconocer a Jesús invitándonos con firmeza a la alternativa de un mundo distinto. La alternativa del reino.

La deshumanización como signo de la necesidad de cambio; la necesidad de humanidad. Nada colma mejor esa necesidad que Jesús y su reino.