“Cristo hízose hombre para sernos camino. Siguiendo el camino de su humanidad, llegarás a la divinidad. Él te conduce a él mismo. No andes buscando por dónde ir a él fuera de él. Si él no hubiera tenido voluntad de ser camino, extraviados anduviéramos siempre. Hízose, pues, camino por donde ir. No te diré, por ende: “Busca el camino”. El camino mismo es quien viene a ti. ¡Levántate y anda! Anda con la conducta, no con los pies”. (Sermón 141, 4).
A ritmo de marcha y zarabanda
hoy te llevan muerto, Cristo amado.
Veo tu costado ensangrentado,
mi terca dureza no se ablanda.
Reposa tu cuerpo sobre el anda
con tenue color amoratado;
verte así me deja anonadado,
mi pecado tu bondad agranda.
¿Es este el final, divino muerto?
¿El cumplimiento de tu promesa?
¿Es esta prueba a tu seguimiento?
Creo, Dios, que dejarás el huerto,
que llevas contigo mi alma presa
porque aceptas mi arrepentimiento.
Nazario Lucas Alonso