"Oración personal y comunitaria"
Os cuento que, para San Agustín, la oración es el “clamor del corazón”. Por eso, para él, tiene que ser la expresión habitual de la vida de fe, esperanza y caridad de todos los cristianos. En consecuencia, hay que buscar el equilibrio entre la oración y la totalidad de la vida.
San Agustín les dice a los religiosos agustinos y a todos los que, en este momento, oís o leéis este apartado de “Sabías que….”, lo siguiente: “Alabad a Dios con todo vuestro ser, esto es, que no sólo la lengua y vuestra voz alaben a Dios, sino también vuestra conciencia, vuestra vida, vuestros obras”.
Este “clamor del corazón”, que señala San Agustín que es la oración, se puede hacer de forma personal o comunitaria. Para los agustinos, la oración personal debe tener como punto de referencia constante la Sagrada Escritura y la oración del mismo Cristo, cuyo Espíritu acude en su ayuda.
Para ellos, compartir la vida en la comunidad requiere que se destinen lugares y tiempos para compartir igualmente la fe, porque una vida común que carezca de oración en común, apenas puede llamarse vida común. Por lo tanto, además de que todos los religiosos agustinos dediquen al menos media hora a la oración personal, las comunidades deben velar para que a los religiosos les quede tiempo suficiente que dedicar a la oración en común.
Asimismo, se les anima a los religiosos para que compartan su oración comunitaria con los fieles laicos que participan de su espiritualidad y que quieran celebrar su fe con ellos.
Siendo así, te pregunto a ti, que acabas de leer u oír este texto ¿te gustaría rezar, orar con los religiosos agustinos que conoces? Pues acércate a ellos y díselo.
(Constituciones 84-86)