En medio de lo cotidiano, Dios actúa. Ángeles cotidianos nos recuerda que los gestos sencillos de compasión y solidaridad pueden convertirse en auténticos milagros cuando se hacen desde el amor.
San Agustín nos enseñó que “la medida del amor es amar sin medida”. Esta historia nos invita a mirar con ojos nuevos a quienes están a nuestro lado: cada persona puede ser instrumento de esperanza y cada momento una oportunidad de entregar lo mejor de nosotros mismos.
Ver esta película es dejarse interpelar:
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¿Soy capaz de reconocer en los demás el rostro de Cristo?
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¿Cómo respondo a las necesidades de mi prójimo?
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¿Qué me pide hoy Dios, para que mi vida sea también un signo de su amor?
Te animamos a ver Ángeles cotidianos y a dejar que inspire tu vocación a vivir con un corazón inquieto y solidario, abierto a la gracia que se manifiesta en lo más sencillo.
Aquí te dejamos un enlace para ver la ficha técnica de la película y, a continuación, un trailer de la misma.
Esperamos que os guste.