Sin duda, el agustino más importante y afamado de los que residieron en el convento de S. Agustín de Bilbao, aunque había profesado en Salamanca, es el vizcaíno Fr. Martín de Coscojales. Vivió entre el siglo XVI y XVII y ha sido reconocido como uno de los primeros que realizó escritos sobre la historia de VizcayaVilla de Portugalete. Era natural de Portugalete y pertenecía a una familia muy ilustre de esa villa, ya que su padre fue alcalde y su hermano Antón regidor perpetuo, sin embargo, a veces se le considera como baracaldés, porque recibió el bautismo en el barrio de Irauregui. Debió nacer en 1542 y fue enviado por sus padres a estudiar a Salamanca, donde entró en el convento agustino de esa ciudad.
En el libro de matrícula de la universidad salmantina del curso 1562-63 y de los años siguientes aparece ya como agustino, cursando estudios en la facultad de Artes, por lo cual debió entrar en la Orden de San Agustín pocos años antes, y en 1565 está formando parte de la consulta de la comunidad de Salamanca.
Estuvo de prior en el convento de Talavera de la Reina en 1571, donde hizo diversas obras de mejora, según refiere el P. Vidal de S. Agustín, pero en 1582 vivía en el convento de Salamanca, porque los autores señalan su presencia como testigo en el proceso que se siguió contra Fr. Luis de León por parte de la Inquisición, y donde se dice que tenía 40 años de edad y era predicador en el convento salmantino. Formó parte del Colegio Viejo de San Bartolomé de Salamanca y en la relación de sus colegiales, que alcanzaron todo tipo de puestos, se cita al licenciado Fr. Martín de Coscojales como colegiado y consejero de la Suprema Inquisición.
En 1584 era prior de Bilbao, como aparece en una profesión que hubo ese año, que corresponde a Fr. Diego de Echevarri. En 1590 empieza a escribir su crónica sobre la Historia de Vizcaya, que continuó en los años siguientes. En 1.603 todavía vivía en Bilbao y allí murió, gozando de un merecido prestigio como hombre de letras.
El cronista E. J. Labayru le dedica el capítulo XIII del tomo IVº de su obra, y recopila la información del P. Henao sobre los escritos del agustino, que pudo ver cuando visitó esta villa, y de los que afirma lo siguiente: “De estos papeles antiguos recogió muchos Fr. Martín de Coscojales, de la Sagrada Orden de los Ermitaños de San Agustín, y los dejó copiados de su letra, por mayor parte en el convento de Bilbao. Tuvo noticia de este trabajo D. Nicolás Antonio… Yo vi en la celda del prior del convento estos M.SS”. Parece que los textos conservados estaban en el convento de agustinas de La Esperanza de Bilbao, hoy secularizado.
Los manuscritos de su obra “Antigüedades de Vizcaya” quedaron en S. Agustín hasta la guerra carlista en que fue destruido el edificio; por este motivo, parte de los mismos no llegaron a publicarse ya que se perdieron en ese momento. Hoy se conservan cinco de los siete tomos y el de mayor interés resulta ser el primero, en cuya portada anuncia que trata de la población de Vizcaya, costumbres de sus naturales, guerras que hubo entre Cántabros y Romanos, arciprestazgos de Vizcaya, fundación de sus villas, descripción de repúblicas y aldeas, patronatos de iglesias, sus ministros y alimentos, catálogo y otras noticias curiosas.
Hay que resaltar la importante aportación de Coscojales a la historiografía de Vizcaya, ya que fue uno de sus precursores y referencia obligada en los primeros estudios sobre el Señorío. Como escribe Mañaricua, “aunque careció del suficiente sentido crítico que le hiciera decir las fábulas que le llegaban apadrinadas, quizás por nombres famosos, acudió incansable a los archivos en busca del dato histórico. Y no sólo a los archivos, sino también a la arqueología, rebasando por lo demás el nivel de mero compilador al que alguno le ha querido reducir”.
Fr. Ricardo Paniagua, OSA