“No son, pues, los ojos quienes ven, sino que alguien ve por los ojos; levántale, despiértale. No, no te fue rehusado; hizote Dios animal racional, te antepuso a las bestias, te formó a su imagen… Levanta, pues, la mirada de la razón, usa de los ojos cual hombre, ponlos en el cielo y en la tierra: en las bellezas del firmamento, en la fecundidad del suelo, en el volar de las aves, en el nadar de los peces, en la vitalidad de las semillas, en la ordenada sucesión de los tiempos; pon los ojos en las hechuras, y busca al Hacedor; mira lo que ves, y sube por ahí al que no ves. No creas son exhortaciones mías éstas; oye al Apóstol, que dice: Los atributos invisibles de Dos se hacen visibles por la creación del mundo -Rom. 1, 20). (Sermón 126, 3)
¡Fresca sombra del jardín!
Hojas de los algarrobos
de brillante verdinegro;
alhelíes temblorosos
y rosas ensimismadas
en permanente reposo.
Observando las abejas
se distrae un colirrojo.
Cada ser a su manera
loa al Todopoderoso.
Nazario Lucas Alonso