"Sistemas agroalimentarios más nutritivos, equitativos y sostenibles"
El 9 de septiembre de cada año se celebra el Día Mundial de la Agricultura. Una jornada para rendir homenaje a los pequeños, medianos y grandes productores del campo, conocidos como agricultores, que se dedican al cultivo de la tierra y al tratamiento del suelo.
La fecha del 9 de septiembre coincide con la fundación de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en 1945. Esta es una agencia clave en la lucha contra el hambre y la malnutrición, y trabaja en favor de la producción y distribución de alimentos en el ámbito mundial.
En líneas generales, se puede decir que el objetivo de la agricultura es producir:
- Alimentos (verduras, vegetales, frutas, cereales, tubérculos, granos) para el consumo humano.
- Fibras (lino, algodón) utilizadas para la confección de prendas de vestir.
- Pastos, semillas y forrajes para alimentar al ganado, aves de corral y domésticas.
- Cultivos energéticos (maíz, soya) utilizados en la producción de bio-combustibles.
- Productos químicos (etanol, plásticos, almidón, azúcar).
- Productos bio-farmacéuticos y drogas legales.
En estos momentos, existen una serie de variables que ponen a prueba la capacidad de la agricultura para proporcionar alimentos nutritivos y contribuir a mejorar las oportunidades de medios de vida de una manera ambientalmente sostenible.
Entre estas variables se encuentran el crecimiento de la población, la urbanización, el aumento de la riqueza y los consiguientes cambios en los patrones de consumo.
Se constata que los sistemas alimentarios están contribuyendo a los fenómenos meteorológicos extremos, asociados con el cambio climático, la degradación de la tierra y la pérdida de biodiversidad, y se ven afectados por ellos.
No se debe olvidar que, del buen manejo de la agricultura, depende también el estado de salud de nuestra casa común, la tierra. Por eso, en todo el mundo se están transformando los sistemas agroalimentarios para que sean más nutritivos, equitativos y sostenibles.
Porque, la alimentación y la agricultura sostenibles contribuyen a los cuatro pilares de la seguridad alimentaria —la disponibilidad, el acceso, la utilización y la estabilidad— y a las tres dimensiones de la sostenibilidad —ambiental, social y económica.