Vida contemplativa. Cerca de Dios y del dolor del mundo

Publicado el 30/05/2021
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Recogiendo los ecos de la Pascua del Señor y de la efusión del Espíritu en Pentecostés, celebramos un año más la solemnidad de la Santísima Trinidad y, con ella, la Jornada Pro orantibus 2021. Este es un año más, pero no un año cualquiera. Estamos atravesando una situación global que ha trastocado fuertemente nuestras vidas. La crisis sanitaria que se desató a principios de 2020 y las consecuencias de todo tipo derivadas de la misma han sembrado nuestra cotidianidad de muerte, enfermedad, pobreza, desempleo, miedo, distancia y soledad. La nuestra y la de muchas personas vulnerables a lo largo y ancho del planeta que lo son hoy aún más, si cabe. El mundo, que ha padecido siempre de muchos modos y ha gritado su dolor de mil maneras —quién puede olvidar el drama enquistado de la hambruna, la violencia, la trata de personas, la indigencia, la miseria, etc.—, lo hace también en nuestros días con acentos nuevos desde los tanatorios, los hospitales, las residencias, las colas del hambre, las oficinas del paro, los colegios, los templos, los hogares, las redes sociales... Un clamor que recorre nuestra sociedad y que atraviesa también los muros de monasterios y conventos donde hombres y mujeres del Espíritu elevan al Señor de la Vida su himno y su plegaria

(De la presentción de la jornada en los materiales de la CEE)