Título: Un paso firme en la fe
Autor: Marisa Puente
Música: Ven Espíritu Santo (Taizé)
Puede que seas uno de los miles de católicos que recibirán este año el Sacramento de la Confirmación. Si este es el caso, ¡felicidades!
Te felicito por tu decisión de seguir a Jesús de Nazaret, Vivo y Resucitado, de llegar a vivir una verdadera amistad con Él y de recibir la plenitud de su Espíritu en el Sacramento de la Confirmación.
Te animo a seguir en este camino y en esta decisión de recibir ese Sacramento que te dará la Fuerza de Dios y la potencia inmortal del Espíritu Santo.
Seguramente habrá momentos de duda, de si dar este paso o no, la sociedad en la que vivimos tampoco nos ayuda mucho a permanecer unidos a Dios. El ambiente que nos rodea no es fácil, nos invitan al consumo, al placer inmediato y a darle la espalda a Él. Puede que con esto, a veces, sientas deseos de abandonar el camino, dejar de rezar, de ir a Misa, de ser amigo de Jesús… Sé fuerte y valiente. “No tengas miedo” esta era una frases que nos dijo muchas veces a los jóvenes el Papa San Juan Pablo II.
La Confirmación, es un paso firme, donde nuestra fe infantil se trasforma en una fe de juventud, más madura y adulta, por eso todo confirmado recibe la misión de ser evangelizador, que de manera valiente y segura anuncie con su testimonio a quien sigue, de quién es discípulo y quién es su Maestro.
La celebración de la Confirmación empieza con la renovación de las promesas del Bautismo y éstas son como la conclusión de un contrato que nos indica los pasos que debemos seguir.
Los signos que acompañan a este Sacramento nos dan SUPER-PODERES en nuestra nueva misión como cristianos.
- La unción crismal: nos purifica, da alegría, bondad y fuerza.
- La imposición de las manos: invoca al Espíritu sobre nosotros para que tengamos la certeza de la verdad de Dios.
- El signo o beso de la paz: manifiesta la comunión con Dios y con la Iglesia.
En esta cuenta atrás, hasta el día de tu confirmación, te invito a ser fiel a esas últimas catequesis, que te proporcionarán mucha luz para ese gran paso; que, cada día, dediques un ratito a estar a solas con Jesús, el Hijo de Dios, tu Amigo y por último no dejes de participar en la Eucaristía dominical, te dará las vitaminas necesaria para continuar en este camino.
¡Ánimo, sé valiente! No temas abrir de par en par las puertas de tu corazón a Cristo.