Juntos y unidos

Publicado el 07/07/2021
Agustinos

2

Texto: Santiago Alcalde, OSA

Las ardillas del parque

No es lo mismo “juntos” que “unidos”. A veces estas dos realidades las confundimos. Estar “juntos” es algo físico, material, fácil de realizar. Estar “unidos” es algo espiritual, mucho más complejo. Es unir pensamientos, deseos, sentimientos, obras… Lo ideal es estar juntos y unidos, como los miembros que componen nuestro cuerpo. Todos ellos están juntos y unidos en una única persona: yo.

            En nuestra sociedad, ya sea la familia, el trabajo, los vecinos … habitualmente estamos juntos; pero no siempre trabajamos unidos en una misma dirección.

Una persona, amante de la naturaleza, tenía la suerte de vivir cerca de un parque en la ciudad. Además, él tenía un jardín con algunos árboles, en donde gran variedad de pájaros anidaba y vivía. Todos los días, les ponía agua y comida en los árboles; pero con frecuencia este alimento desaparecía. Las numerosas ardillas se lo comían.

Tratando de espantar a las ardillas, compró una escopeta de aire comprimido y empezó a dispararlas. Cada día, dos o tres animales, sufrían los efectos de sus disparos y huían despavoridas; pero el número de ardillas no disminuía. Un día, hablando con el vecino, le expuso el problema que tenía. Este le dijo: “Yo he resuelto el problema de estos molestos animales atrapándolos. Cada día caen en las trampas, que les he colocado, dos o tres ardillas. Luego las llevo al parque y allí las suelto”. Al momento, ambos vecinos, comprendieron que tanto las ardillas que uno espantaba, como las que el otro apresaba eran siempre las mismas. Iban de un sitio a otro causando los mismos problemas.

Estos dos vecinos, trabajaban juntos en el mismo problema; pero no unidos, por lo que este, por más esfuerzos que hacían, no eran capaces de solucionarlo. El dicho popular afirma que “la unión hace la fuerza”. Busca siempre y en todo la unidad. Para Jesús esto era clave, por eso de manera insistente pedía al Padre para sus discípulos la unidad: “Que todos sean uno, como tu Padre, estás en mí y yo en ti; que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste” (Jn18,21)