Me CUIDA para CUIDAR

Publicado el 28/10/2021
Agustinos

🎧 Audio Reflexión

TEXTO: Cristóbal L. Moya-A. Caro

MÚSICA: Claro de luna (sonata Beethoven) – Richard Clayderman

ME CUIDA PARA CUIDAR

Todo aquel que decide emprender un camino desea encontrar su final.

La familia, la pareja, el trabajo deseado… infinidad de cosas pueden estar al otro lado de ese camino.

Alcanzarlo, no siempre es fácil.

Mínimo, requerirá tiempo. Quizás, algo de esfuerzo. Puede que sacrificio, lucha, resistencia, tesón…

Muchas veces, no somos conscientes de lo que buscamos –o de si tenemos que salir a buscar algo— cuando emprendemos un camino.

Pero, en tantas ocasiones, algo nos anima a poneros en marcha. A ser inquietos –corazones inquietos-. A buscar –la Verdad–. A preguntaros.

En suma, algo nos empuja a avanzar.

El Evangelio de hoy, nos habla del nombramiento de los Doce. De la institución de los apóstoles.

Ellos, dejando todo lo que conocían iniciaron un camino que jamás pensaron que recorrerían; y que, a buen seguro, echando la vista atrás, tantas veces se preguntaron por qué se adentraron en él.

Ese paso al frente, es “sí”, ese “confiamos”, es la respuesta a una llamada que no se puede rechazar y que, cada uno de nosotros, en medio de nuestra realidad diaria (y día tras día) recibimos: la llamada de seguir a Jesús.

Hoy debemos preguntarnos, ¿cómo respondemos a ella?

Es Jesús el que los capacitó para afrontar su misión como apóstoles, como enviados suyos.

Es el mismo Jesús quien los cuidó, para que ellos a su vez hicieran lo propio con la naciente Iglesia.

Y es que son tantos los momentos vividos a lo largo del camino... Momentos felices. Momentos amargos. Momentos de plenitud y momentos de zozobra. Tiempos, momentos…

Pero no sólo los momentos jalonan nuestro discurrir diario.

Una parte fundamental del camino, son las personas. Esas personas que nos han hecho un hueco en su corazón.

Que nos han ofrecido un alojamiento, para reponeros del cansancio y la pesadez del camino, dentro de ellos mismos.

Hoy, al despuntar este nuevo día, recordémoslos, pongámosles cara, demos gracias a Dios por ellos, por sus vidas: compañeros, catequistas, frailes... En suma, una comunidad que, a veces sin reparar en ello, camina, siempre, junto a nosotros.

¡Gracias Señor, por quienes has puesto en nuestro camino! En sus rostros vemos el del un Jesús que nos quiere por encima de todo y nos cuida, día tras día.

¡Gracias, Señor, por hacernos ver que somos amados, protegidos, cuidados...! Y que esto, que hemos recibido de Ti, gratis, debemos darlo gratis a los demás.

Respondamos a la llamada de amor de Dios con nuestro amor a los demás.

Él nos cuida, cuidemos nosotros también.