Virgen María, madre de la Iglesia

Publicado el 06/06/2022
Agustinos

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Texto: Santiago Alcalde, OSA
Música:  Bensound cute

Gracias María

 

¡Buenos días!

Acabamos de terminar el mes de mayo, dedicado a María todo completo. Este fin de semana los agustinos hemos dedicado también nuestro día a María y muchos hemos participado en la Marcha Mariana, ofreciéndole nuestra compañía en el camino desde Peñaranda del Duero hasta La Vid. Día precioso en familia con nuestra Madre.

Y hoy, 6 de junio, en la Iglesia, celebramos el día de la Virgen María, Madre de la Iglesia.

Reflexionando un poco,,, cuantas gracias tenemos que dar a María por decir SI cuando le visitó el Arcángel Gabriel. Si no fuera por ese SI, quizá no hubiéramos conocido a Dios encarnado y no tendríamos una Madre como María. Y quién sabe ¿existiría el cristianismo?

Después de un tiempo de Cuaresma y Pascua, hoy volvemos al tiempo ordinario del año litúrgico tal y como se narra en el evangelio de hoy, tiempo después de ese SI de María, vemos cuán generoso fue nuestro Padre, que, a través de su Hijo Jesús, y en el momento de su muerte, nos ofrece y regala a su Madre como nuestra Madre María, la Madre de todos nosotros como cristianos:

“Mujer ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu Madre”

Por tanto, hoy también es un día para dar gracias, gracias a Dios por su amor eterno, a Jesús por regalarnos a su Madre a través de Juan, su discípulo querido, y a nuestra Madre, la Virgen María por llevarnos siempre de la mano, en los buenos y en los malos momentos.

Tras este ratito juntos, os invito a seguir pidiendo por la Paz en Ucrania y en todo el mundo y dar gracias por lo que cada uno consideremos, rezando a la Virgen María, Madre de la Iglesia:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. 

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos,

gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. 

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, 

y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

Oh, clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María. 

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, 

para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén