Jesús y los jóvenes

Publicado el 13/06/2022
Agustinos


Texto: José Joaquín Ojea
Música:  Bensound cute

Jesús y los jóvenes

 

En el Evangelio leemos que un joven salió al encuentro de Jesús y le hizo esta pregunta: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?», Jesús responde con esta pregunta: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios». Y añade: «Ya sabes los mandamientos: No matarás, no adulterarás, no robarás, no levantarás falso testimonio, no defraudarás, honra a tu padre y a tu madre» (Mc 10, 17-19)

Pero la conversación no termina ahí. En efecto, el joven afirma: «Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud». Entonces –escribe el evangelista– «Jesús, poniendo en él los ojos, le amó y le dijo: Una sola cosa te falta: vete, vende cuanto tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme» (Mc 10, 20s).

En este momento cambia el clima del encuentro. El evangelista escribe del joven que «se nubló su semblante y se fue triste, porque tenía mucha hacienda» (Mc 10, 22).

Nosotros podemos ser ese joven que en nuestra oración podemos dirigir a Jesús «Maestro bueno ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?». Podemos traducir a un lenguaje más actual  ¿Cómo actuar, a fin de que mi vida tenga sentido, pleno sentido y valor? En este contexto la respuesta de Cristo quiere decir: sólo Dios es el último fundamento de todos los valores; sólo Él da sentido definitivo a nuestra existencia humana.

Cuando nos ponemos ante Cristo, cuando Él se convierte en el confidente de los interrogantes de nuestra juventud, no podemos poner una pregunta diversa de la del joven del Evangelio. A este interrogante Jesús responde: «Ya sabes los mandamientos», y a continuación enumera dichos mandamientos que forman parte del Decálogo. El joven que habla con Cristo conoce naturalmente de memoria los mandamientos del Decálogo; es más, puede decir con alegría: «Todo esto lo he guardado desde mi juventud»

En este diálogo que Cristo sostiene con cada uno de vosotros, jóvenes, se repite la misma pregunta: ¿Sabes los mandamientos? Ésta se repetirá infaliblemente, porque los mandamientos forman parte de la Alianza entre Dios y la humanidad. Los mandamientos determinan las bases esenciales del comportamiento, deciden el valor moral de los actos humanos.

La respuesta que Jesús da a su interlocutor del Evangelio se dirige a cada uno y a cada una de vosotros. Cristo os interroga sobre el estado de vuestra sensibilidad moral y pregunta al mismo tiempo sobre el estado de vuestras conciencias. Es éste el interrogante fundamental de vuestra juventud, válido para todo el proyecto de vida que, precisamente, ha de construirse durante vuestra juventud.

Y esta respuesta coincide con todo el camino recorrido hasta ahora en la vida del joven: «Todo esto lo he guardado desde mi juventud». ¡Cómo deseo ardientemente para cada uno de vosotros que el camino de vuestra vida recorrido hasta ahora coincida de igual modo con la respuesta de Cristo!

Os deseo que experimentéis, tras el discernimiento de los problemas esenciales e importantes para vuestra juventud, para el proyecto de toda la vida que se abre ante vosotros, aquello de que habla el Evangelio: «Jesús, poniendo en él los ojos, le amó». Deseo que experimentéis una mirada así. Deseo que experimentéis la verdad de que Cristo os mire con amor.

Carta Apostólica Dilecti Amici del Santo Papa Juan Pablo II a los Jóvenes y a las Jóvenes del Mundo con ocasión del Año Internacional de la Juventud