Texto: Agustin Alcalde, OSA
Música: Brothers unite. Alexander Nakarada
Hay una luz ¡Gracias a Dios!
Hay una luz que no es la luna en noche clara, ni un farol iluminado
con el dinero ahorrado de los pobres.
Hay una luz que refleja algo tan simple como
un sueño, un deseo, una esperanza suave.
Hay una luz en el anochecer que marca hoy nuestros deseos más profundos
de ver, sentir, amar, creer.
Esperar un poco…
para no perder el rumbo por despiste.
Así fue esa noche que captó… lo inesperado.
Sí. Hay una luz pero no en un cielo inmenso donde se pierden las distancias.
Hay una luz en ti y en mí,
tan profunda que no conseguimos verla;
perdida y tapada con un día largo de distracciones, ajetreos y murmullos falsos, de palabras huecas.
No tiene nombre, pero está ahí.
Nadie la puede apagar.
Ni una crisis, ni disgustos o muertes.
La encendió Dios en tu corazón cuando dijo: respira, abre los ojos…
estaba allí antes de recibir el golpecito del despertar,
antes del primer grito de recién nacido…
O fue el llanto por dejar el refugio del vientre materno…
ya éramos diosecillos vivos en la mente de una madre
desde tu concepción.
Nadie puede apagar esa luz… ni con la muerte.
HAY UNA LUZ… ¡gracias a Dios!