Mi último día

Publicado el 17/04/2024
Agustinos


Texto: Clara de Mingo
Música:  Amazingrace

"La vida debería ser al revés"

"Que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día"
Precisamente este fin de semana tenemos una convivencia de Tagaste 1 con el lema "como si fuera mi último día". Y preparando la actividad del silencio, una antigua catecúmena de confirmación me preguntó por cómo enfocar este momento de reflexión. Y claro, comenzamos a hablar del último día, de si cambiaríamos algo. Son muchas las películas en las que, tras una mala noticia normalmente, deciden cambiar radicalmente de vida y empezar a cumplir sus proyectos o locuras. Al final decidimos no plantear este problema a los catecúmenos, pero a nosotras nos dio para un buen rato de reflexión.
No sé si alguno de los que leen estos textos se encuentran en esta situación, o si tienen la mítica lista de cosas por hacer antes de que sea tarde.
Hace un tiempo, leí una cita asignada a Quino que dice así;
"La vida debería ser al revés. Se debería empezar muriendo y así ese trauma está superado; luego te despiertas en una residencia mejorando día a día… después te echan de la residencia porque ya estás bien, y lo primero que haces es cobrar tu pensión. Luego en tu primer día de trabajo te dan un reloj de oro… Trabajas 40 años hasta que seas lo bastante joven como para disfrutar de tu retiro laboral; entonces vas de fiesta en fiesta, bebes y te preparas para empezar a estudiar. Luego empiezas el colegio, jugando con tus amigos sin ningún tipo de obligación, hasta que seas bebé. Y te pasas los últimos nueve meses flotando tranquilo, con calefacción central, servicio de habitaciones, etc."
Esta reflexión me hizo pensar, y aunque no considero que vaya desencaminado del todo, sí que creo que esa clasificación de etapas atiende a un pensamiento derrotista, donde se dejan cosas por el camino por no saber vivirlas bien. Me encantaría ser consciente de todo el tiempo, situaciones y experiencias que Dios pone en mi vida, y saber disfrutar al máximo, como si fuera el último día: aprender cada momento, ir tachando cosas de la lista a diario prácticamente, sin dejar nada de lo que arrepentirme por no haber hecho.
El fin de semana pasado celebramos el 50 aniversario en mi parroquia, Santa Maria de la Esperanza, y hablando con otros feligreses, muchos decían "si yo tuviera otra vez tantos años...", "si fuera más joven...", como si hubieran desaprovechado el tiempo que han pasado en nuestra parroquia. Yo solo podía sonreír y pensar en una canción de Fito que dice "nunca se empieza batalla tarde", y no me cansé de invitarles a participar más en la vida parroquial, cada uno según sus capacidades y disponibilidad.
Señor, ayúdanos a aprovechar nuestras vidas, nuestros momentos con la gente a la que queremos y nos quieren como si fuera nuestro último día. Que no esperemos a mañana, dejando pasar el tiempo cuando tenemos que vivir el ahora. Que utilicemos la alegría del Resucitado para salir a la calle a romper las cadenas que nos limitan en nosotros y los que nos rodean.