Texto: Blanca Rodrigo
Música: Walk in the park
"Nos ganó"
¡Buenos días!
Hoy, con el corazón aún encogido, no puedo escribir sobre otra cosa que no sea sobre nuestro querido Papa Francisco, que ya en paz descansa desde ayer.
Tengo una mezcla de sentimientos, como suele pasar en estos casos, porque a pesar de la tristeza siento alegría y paz por su eterno descanso, y cierta envidia sana porque ya se haya encontrado con el Padre y le tenga ¨cara a cara¨, ¡qué momento! Tengo que reconocer que de un tiempo a esta parte pienso bastante en ese momento, será que me estoy haciendo mayor....
El Papa Francisco me gustó desde el principio. Su mirada, su expresión, su naturalidad y, por qué no decirlo, escucharle hablar en español como lengua materna, me cautivaron desde el primer momento. Creo que ha sido un Papa muy cercano, muy pendiente de los más necesitados, humilde y trabajador, y me ha gustado especialmente su conexión con los jóvenes, el futuro de nuestra fe evidentemente.
Tras la renuncia de Benedicto XVI, en marzo de 2013, Jorge Bergoglio fue elegido Papa, primer Papa latinoamericano además; eligió el nombre de Francisco y creo que nos ganó, a mí al menos absolutamente, cuando desde su primera aparición nos pedía “recen por mí”. El poder de la oración que tanto nos une a los cristianos, Francisco quiso tenerlo presente desde el minuto cero.
Yo le definiría con la palabra AMOR, y creo que es el mejor resumen de todo. Jesús nos pidió amarnos los unos a los otros, poner amor en todo y en todos.
Precisamente su última encíclica fue “Dilexit nos” (nos amó) y decía el Papa Francisco que “Sólo el amor salvará al mundo. Donde hay amor está Dios y habrá salvación”.
He leído “Fratelli tutti” (todos hermanos), y me gustaría terminar estas líneas con la preciosa Oración cristiana ecuménica, con la que finaliza dicha carta encíclica:
Dios nuestro, Trinidad de amor, desde la fuerza comunitaria de tu intimidad divina, derrama en nosotros el río del amor fraterno.
Danos ese amor que se reflejaba en los gestos de Jesús, en su familia de Nazaret y en la primera comunidad cristiana.
Concede a los cristianos que vivamos el Evangelio y podamos reconocer a Cristo en cada ser humano, para verlo crucificado en las angustias de los abandonados y olvidados de este mundo, y resucitado en cada hermano que se levanta.
Ven, Espíritu Santo, muéstranos tu hermosura reflejada en todos los pueblos de la tierra, para descubrir que todos son importantes, que todos son necesarios, que son rostros diferentes de la misma humanidad que amas.
Amén
Con profundo respeto y admiración: ¡GRACIAS PAPA FRANCISCO!
Dale Señor el descanso eterno, y brille para él la luz perpetua.