Peregrinos con mochila ligera

Publicado el 17/07/2025
Agustinos


Texto:  Maximiliano L. García Pelayo

Música: Amazing grace (bendito amor) - Kesia

 

Peregrinos con mochila ligera 

“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera” (Mateo 11, 28-30).

Muy buenos días, Jesús nos habla hoy en el Evangelio, que es bastante cortito, al corazón; no al oído, ni a la razón, sino al corazón. A ti que vas corriendo de un lado a otro, a ti que a veces llevas mochilas que no se ven, pero que pesan. A ti, que quizás necesitas parar. Hoy, Jesús te invita a descansar en Él.

Estamos en verano. Muchos están de vacaciones, otros en campamentos, algunos simplemente bajando el ritmo del año escolar o laboral. Pero, aunque por fuera parezca que descansamos, ¿cómo va nuestro corazón por dentro? ¿Sigue agitado? ¿Sigue inquieto?

San Agustín decía: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. Sí, necesitamos descansar, pero no solo de horarios y rutinas. Necesitamos descansar del ruido, del egoísmo, del orgullo, del miedo. Necesitamos descansar en Dios.

Hoy, ya comenzados los campamentos agustinianos, hay chicos y chicas de nuestros colegios caminando en comunidad, en la naturaleza, entre dinámicas, juegos y oración. Muchos de ellos han salido de casa con una maleta, pero, sobre todo, han salido con el deseo de caminar y de buscar. Son, como todos nosotros, peregrinos de la esperanza. Y el que peregrina no busca tanto llegar rápido como aprender del camino.

Jesús no promete una vida sin cargas, pero sí un yugo llevadero. No quita la mochila, pero camina a nuestro lado. No elimina las preguntas, pero nos invita a confiar en Él. Y eso cambia todo.

Podríamos terminar rezando y meditando la oración que hacemos a continuación.

ORACIÓN:

Señor Jesús,

tú conoces mi corazón, mis ritmos, mis cargas.

A veces no sé cómo soltar, cómo confiar, cómo descansar.

Hoy quiero acogerte como mi descanso y mi camino.

Quiero ser peregrino de esperanza,

no caminando solo, sino contigo y con mis hermanos.

Aligera mis pasos, renueva mi ánimo

y hazme encontrar, en ti,

el verdadero descanso del alma. Amén.

¡Buenos días!