Texto: Maximiliano L. García Pelayo
Música: Amazing grace (bendito amor) - Kesia
Setenta veces esperanza
Muy buenos días, hoy es 14 de agosto y con el evangelio del día se me ocurría esta pequeña reflexión…
«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Hay días en los que cuesta mucho perdonar. Porque nos han herido, porque sentimos que no se lo merecen, porque ya hemos dado muchas oportunidades… Pedro se acerca a Jesús con una pregunta muy humana: “¿Cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano?” Y Jesús le contesta con una cifra desbordante: “Setenta veces siete”. No es una fórmula matemática. Es una invitación a tener un corazón sin rencores, sin cuentas pendientes, sin muros que dividan.
San Agustín decía que “el que no perdona destruye el puente por el que él mismo debe pasar”. Porque todos fallamos. Todos necesitamos que alguien crea en nosotros de nuevo. Todos hemos sentido alguna vez la alegría de que nos den otra oportunidad. Y eso —esa fe en la posibilidad de comenzar de nuevo— es precisamente esperanza.
Perdonar no es olvidar como si no hubiera pasado nada. No es hacer como que no duele. Es mirar con el corazón de Dios, que no se cansa de acogernos, que no nos encierra en nuestros errores, que nos abraza cuando regresamos. Es difícil. Mucho. Pero en ese acto se enciende la luz más grande que puede brillar en medio de nuestras sombras: el amor que transforma, que sana, que reconstruye.
Hoy también celebramos a San Maximiliano Kolbe, mártir de la caridad, que ofreció su vida para salvar a otro en el campo de concentración de Auschwitz. Su perdón no fue solo palabra, fue entrega total. En un lugar marcado por el odio, él sembró amor. En medio de la oscuridad, fue luz. Fue peregrino de esperanza hasta el final.
Y, para terminar, hay que insistir que no hay peregrinaje de esperanza sin pasos de perdón. Y que cada vez que soltamos el peso del rencor, el corazón se vuelve más ligero para caminar hacia el Reino.
Rezamos juntos esta oración y que nos ayude a empezar bien la mañana.
ORACIÓN:
Señor Jesús,
enséñame a perdonar como Tú:
con el corazón abierto,
sin condiciones ni cuentas pendientes.
Hazme peregrino de la esperanza
que no se rinde con nadie,
que cree en los comienzos nuevos,
que vive con misericordia.
Como San Maximiliano Kolbe,
hazme capaz de amar sin medida,
de responder al mal con bien,
y de vivir con un corazón libre
para dar mi vida como Tú la diste. Amén.
¡Buenos días!