Texto: J. Joaquín Ojea
Música: Bensound cute
Creo, Señor, ayuda mi poca fe
Buenos días,
Hoy mi oración tiene una certeza ¡Creo!. Pero, a veces, la sombra de la duda avanza y por ello exclamo “Creo, Señor, ayuda mi poca fe”... porque mi fe es “literalmente” como un grano de mostaza.
Las dudas me persiguen, me pisan los talones. La situación actual no me ayuda, y es cada vez más insistente. Antes podía apoyarme en una comunidad creyente, donde los amigos eran también creyentes y compartíamos una misma inquietud. Ahora mis amigos no creen (o eso dicen) y mi fe se ha vuelto más personal.
Sí, creer es difícil, porque me expone a aquello que no puede ser probado.Y¡qué difícil es contarlo!
En mi camino de fe, algún destello de la experiencia de Dios, del encuentro con Jesús… pero es tan frágil… la imagen de la fe en vasijas de barro… tan frágiles que la angustia, el silencio, la soledad puede romperlas.
En los evangelios, Jesús reprocha a los apóstoles su poca fe. ¿Me reprocha también a mí mi poca fe? Jesús asume todo, asume mi falta de fe, mi debilidad, mis dudas… me viene a la mente la imagen de las huellas en la arena de la playa… y a Jesús diciendo “esas huellas son las mías porque te llevaba a cuestas”.
¿Puede medirse la fe?¿Cuál es poca?¿Cuál es suficiente?¿Cuánto es mucha?
Si la fe es como un grano de mostaza, la fe en sí misma es casi nada.
Jesús preguntó a sus discípulos y me pregunta a mí: ¿dónde está tu fe? ¿cuál es el fundamento de tu fe? La respuesta es clara: “Tú Jesús eres mi fe”.
Y esta pobre fe, esta fe sola parece muy poca cosa… como un grano de mostaza, es un don por el que tengo que estar agradecido, agradecido por haber sido atraído a Cristo, porque he podido conocerlo, porque he recibido una cierta luz en mi corazón.
Porque me llama a una relación cada vez más personal con Cristo.
Sin embargo, en mi oración parece que solo reina el silencio, el silencio de Dios me rodea… pero presenta una prueba o una certeza… mi alma debe habituarse a ese silencio y evitar buscar respuestas rápidas…
Dios no se impone.
Poco a poco una palabra resuena una y otra vez en este silencio… Dios es amor. ¡Qué más puedo esperar!
Y sí, Señor, creo, sí creo, pero ayuda mi poca fe. “Señor, tú lo sabes todo, tú me conoces, tú sabes que te amo, no como tú quisieras, pero te amo” (Hno. Roger de Taizé).