Brechas y abismos

Publicado el 05/10/2022
Agustinos


Texto: Pablo Tirado, OSA
Música:  Bensound cute

Brechas y abismos

Por coincidencias de esta vida, últimamente están pasando por mi retina distintos artículos que tienen en común evidenciar las radicales diferencias que existen en nuestro planeta y que no solo se explican desde la simplista separación entre ricos y pobres. Diferencias que, en la terminología sociológica actual, venimos a llamar brechas; la brecha salarial, la de género, la digital, la económica.

          Me llama la atención, concretamente, la gran diferencia que lo digital establece en nuestra sociedad que, más allá de no facilitar el acceso a los mismos medios, provoca un hiato a veces insalvable en la alfabetización digital: la imposibilidad de acceder a la información, al conocimiento, al saber, a la cultura; es decir, la negación de las distintas posibilidades de acceso a la cultura y a unos contenidos mínimos que conformen nuestra relación con el mundo o, de otro modo, del aprendizaje necesario para aprovechar las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías.

          Esta mezcla de lecturas, a veces condicionada por la rapidez del día a día, no deja de ser iluminada por el Evangelio y por su crítica radical transformadora, hasta que, como la semilla de mostaza, irrumpe en nuestras vidas para hacer crecer otra mirada. He aquí que surgió como contraste la Buena Noticia de hace 2 semanas sobre el rico y Lázaro. ¿No generaremos los creyentes algo de esas brechas o abismos inmensos entre unos y otros?

          Es cierto que hay realidades y situaciones causadas por el fracaso de sistemas políticos o sociales (paro, guerras, mala distribución de las riquezas...), pero también las que los propios creyentes podemos consentir, cuando no generar, por ejemplo, al satisfacer nuestras necesidades sin compartir (aunque demos limosnas), al comprar y gastar más de la cuenta o en lo que no es necesario.

          Y es que, como en la lectura de este Evangelio, debemos cambiar nuestra mirada, tanto para leer estas noticias desde la luz del Señor, como para interpretar los hechos sociales, las situaciones de miseria que nos rodean, sin caer en la apatía o en el desentendimiento ante el sufrimiento o bien generando nosotros más brechas y abismos entre unos y otros (o incluso entre nosotros mismos).

          El rico no vio las necesidades de Lázaro; Jesús nos enseña que la compasión es la mirada más importante de la vida y esta se fragua en ver o no ver: el Buen Samaritano vio y se paró, mientras otros pasaron de largo; el Padre misericordioso vio a su hijo, mientras que el hermano mayor, viéndolo, lo condenó…¿vemos todas las necesidades de perdón, soledad, inclusión, materiales que nos rodean?