Que seas Tú mi pilar

Publicado el 12/10/2022
Agustinos


Texto: Clara de Mingo
Música:  Autumn sunset. Audionautix

Que seas Tú mi pilar

"Que cuando todo tiemble, seas tú mi pilar"
No sé cuando fue la primera vez que la escuché, pero cada vez que la oigo, se me ponen los pelos de punta.  

Cuenta la tradición que en la noche del 2 de enero del año 40 DC, el apóstol Santiago estaba con sus discípulos junto al río Ebro cuando "oyó voces de ángeles que cantaban Ave, María, gratia plena" y vio aparecer a la Virgen Madre de Cristo, de pie sobre un pilar de mármol. La Santísima Virgen, que aún vivía, le pidió al Apóstol que se le construyese allí una iglesia, con el altar en torno al pilar donde estaba de pie y prometió que "permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio".  Desapareció la Virgen y se quedó ahí el pilar. El Apóstol Santiago y los ocho testigos del prodigio comenzaron rápidamente a edificar una iglesia en aquel sitio.

Fíjense si se cumplió la promesa de la Virgen, que han sido muchos los milagros que ese pilar ha obrado. Por ejemplo, en plena guerra civil, el 3 de agosto de 1936, un avión bombardeó la Iglesia. Dos de las bombas entraron en el templo, pero ninguna llegó a explotar. Muchos creen que la intercesión de la Virgen del Pilar impidió que esas bombas detonaran y destruyeran la Basílica.

Es un hecho que la Virgen del Pilar es una de las devociones que más arraigo tiene entre los españoles. Patrona de la Hispanidad, de la ciudad de Zaragoza, de la Guardia Civil... son innumerables los devotos que cada año acuden a la Basílica a rezar a sus pies, y admirar el pilar que la sostiene.

Y eso es lo que le queremos pedir hoy a la Virgen del Pilar, que como dice la frase que hemos leído al principio, que sea siempre nuestro pilar, cuando todo tiemble, cuando todo se tuerza, cuando se vengan momentos complicados. Porque es utópico pensar que no hay o habrá momentos malos, y una vez que lo asumimos, no se trata de correr, de huir, sino de enfrentarlos y luchar contra las adversidades. Y qué mejor manera de lidiar con ello que respaldados por el ejército de Santos y las intercesiones de Maria.
Amada Virgen del Pilar, te imploro escuches mis peticiones, calmes mi dolor, dame la paz que necesito y la confianza, en tu nombre y en el de tu hijo nuestro señor Jesucristo. Que seas nuestra luz en las tinieblas, nuestro pilar cuando todo tiemble.