Navidad es humildad

Publicado el 20/12/2022
Agustinos


Texto: Santiago Alcalde, OSA
Música:  Bensound Cute

Navidad es humildad

El misterio de la navidad sólo se puede comprender desde la humildad. En el fondo eso es la navidad. El Hijo de Dios se humilla haciéndose hombre para salvarnos. Por eso sólo los humildes de la primera navidad: los pastores, pudieron ver y adorar al Niño Dios. Y en esta última navidad, sólo los humildes verán y adorarán a Dios.

            Cuenta una hermosa leyenda que mientras José y María caminaban hacia Belén, un ángel reunió a los animales para decidir quiénes, de entre ellos, podrían servir mejor a la Sagrada Familia en el portal. El primero que se presentó voluntario fue el león. “Sólo el rey de la selva es digno de servir al Rey del Mundo”, rugió. “Me pondré a la entrada del establo y ¡ay del que intente acercarse al Niño!”. “No sirves – le dijo el ángel – eres demasiado violento”.

            Luego se acercó la zorra. “Yo soy el animal más idóneo, dijo sin más. Para el Hijo de Dios buscaré todas las mañanas la mejor miel y la leche más cremosa. A diario llevaré a sus padres la mejor gallina del contorno”.  “Eres una ladrona”, la dijo el ángel y la despidió.

            Hinchado su cuerpo y desplegando en abanico sus plumas, llegó el pavo real: “Yo, con mis plumas, sabré convertir el pobre establo en el palacio de un rey”. “No sirves – le dijo el ángel – eres demasiado presumido y vanidoso”.

            Otros muchos animales, desfilaron ante el ángel, para ofrecerse; pero ninguno le agradó. En eso el ángel, dándose vuelta observó, que una mula y un buey, con la cabeza gacha, araban un campo cercano al portal. El ángel les preguntó: “¿Vosotros no tenéis nada valioso que ofrecer al Niño Dios?”. “Nada, contestó la mula. Nosotros sólo podríamos calentar el pesebre con nuestro aliento y espantar a las moscas con nuestras colas”. Al ángel se le iluminó la cara y respondió: “Vosotros, vosotros sois lo que buscaba”. Y así es como, en todos los belenes, al lado de la Sagrada Familia aparecen la mula y el buey. Ellos nos recuerdan que, para estar al lado de Jesús, hay que ser sencillos, humildes y sin pretensiones.