Texto: Serafín de la Hoz, OSA
Música: Chopin, Waltz in A minor
El don de la alegría
Al recrear en la tierra
la marca del Evangelio,
hacemos nuestro el mensaje
del sublime ‘manifiesto’.
El servicio y la alegría
son el brillo verdadero,
consecuencia del amor
que sostiene nuestro credo.
Cuando el amor resplandece / -en la mesa y en el juego-
con Dios y sus ‘semejantes’ / que proclaman el misterio…
las almas se purifican / en un clima de silencio,
como el metal en la fragua, / que se limpia a fuego lento.
Servir al hombre en la vida / con transparente criterio,
de ser y sentirse amado / tras un personal esfuerzo,
reporta un grado eminente / de alegría en ritmo abierto.
La sonrisa en el servicio / -con evidencia en el gesto-
es signo de que en el alma / florece un amor intenso.
En este ambiente de luces
es notable y verdadero
no perder jamás la pista
que ha madurado el Encuentro.
Cofrades del Gran Suspiro
con llanto y en desconsuelo,
no tienen cabida cierta
en el Reino de los Cielos.
La alegría te sorprenda
con palmas en embeleso,
cuando atendiendo a los tristes
se te descubra el misterio.