Un espejo o muchos...

Publicado el 16/02/2023
Agustinos


🎧 Audio Reflexión

TEXTO: P. Agustín Alcalde Arriba, OSA

MÚSICA: Claro de luna (Beethoven) - Richard Claydermann

Un espejo o muchos...

¡Buenos días!

¡Mírate al espejo! Un espejo, pequeño o grande, con marco o sin él… es casi un milagro que nos ayuda y enseña a conocernos, soñar y esperar.

En las manos de un introvertido, es donde se refleja el universo.

En las manos de un extrovertido es donde se refleja lo humano.

Los dos tienen razón y, por eso, lo ideal es ir a un diálogo entre lo humano y el universo (otros dicen lo divino), sin saber muy bien donde comienza uno y donde termina el otro. En el reflejo del espejo comienza lo humano y es, por excelencia la definición de la capacidad de reflejarse y reflexionar.

Parece ser que el espejo lo inventó Narciso, cuando vio su rostro reflejado en el agua. Pero lo que antes he citado como milagro nos sitúa como un espejo en el foco central de toda la historia y ahí residen los artistas, los sabios y los místicos. Alguien ha dicho que los tres son la hoguera donde surge la consciencia.

Por eso entender bien el gesto de Narciso es abajarse, arrodillarse, para ver el propio rostro reflejado en el agua. Y los antes citados son los maestros, los grandes educadores de la humanidad en una tarea llena de humildad. Una educación que no reprime, sino que exprime, libera; tampoco imprime, sino que hace brotar, surgir; y su trabajo no es formar, imponiendo una forma, sino desentrañar lo más profundo de cada ser.

Todos sabemos que el verbo educar viene del latín “educere”, que significa sacar, extraer, desentrañar para revelar la propia y más profunda esencia de cada ser humano. Todo nace desde un solo amor que se multiplica en muchos amores para, al final, reunirse en UNO solo. Ahí está la BELLEZA captada levemente por el artista, la VERDAD tanteada y tocada por el sabio, el AMOR universal cultivado por el místico. La belleza, la verdad y el amor son frutos de la libertad y el don. Y si se imponen, se destruyen a sí mismos.

La Virgen la Vid (madre y señora) tiene, en la hornacina del retablo donde descansa en el Monasterio, ocho espejos frontales y otros ocho laterales donde se refleja Santa María y se recogen las imágenes de todos los peregrinos o visitantes que llegan a visitarla, …  Es un misterio de presencia el suyo y de los que la contemplan que llama a la sonrisa y la devoción para escribir sin palabras la tranquilidad del sabio, la paz del místico, la hermosura del artista.

Bien podemos decir que el milagro de la presencia no es sólo un reflejo, es un don del alma que nos lleva a aspirar a vivir felices en este momento difícil, cuando la hermosura se alía con la experiencia callada y el silencio oculto con la paz esperada.

¡BUENOS DÍAS!