Texto: Miguel A. Herrero, OSA
Música: Amazing Grace
La valentía de decir la verdad
Hace unos días, una catequista me pidió si tenía alguna oración sobre la valentía para terminar su reunión de grupo con ella. Y, como cada uno, tiene su biblioteca mental, que suele “enchufarse” ante estos pedidos espontáneos, me vino a la mente la frase de una oración muy conocida.
Señor,
Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón,
si me das el éxito, no me quites la humildad,
si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla,
no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar
igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo
y a no juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza
y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si
la gente me ofende, dame valor para perdonar.
¡Señor… si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí!
(M. Gandhi)
La releí un par de veces y al final, debido a que no era muy apropiada para la edad del grupo de catequesis, terminé enviando otra oración.
Hay quien caerá en la cuenta, con toda razón, que no aparece la palabra valentía en ningún momento. Ahora bien, ¿no hay que ser valiente para decir la verdad ante cualquier persona y en cualquier situación? ¿no hay que ser valiente para vivir la humildad, para ser digno, para perdonar y pedir perdón? ¿no exige valentía aprender del fracaso o no caer en la desesperación?
Me parece sin duda, una oración valiente, por eso, a un día de celebrar “miércoles de ceniza” y adentrarnos en la cuaresma, la traigo a vuestra consideración como “hoja de ruta”… Hay que ser valientes para recorrer con serenidad el camino cuaresmal, vivirlo con profundidad y esmero; convertirse poco a poco a la aventura más valiente: reconocer y redescubrir a Jesús Resucitado y vivir!
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas”. Josué 1, 9
¡Buenos días!