Bienaventuranzas de la Cuaresma

Publicado el 22/02/2023
Agustinos


Texto: Santiago Alcalde, OSA
Música:  Música católica para orar

Felices en el camino cuaresmal

 

Hoy miércoles de ceniza es un día especialmente penitencial. Al acercarnos a los templos para recibir la ceniza expresamos, con humildad y sinceridad de corazón, que deseamos convertirnos y creer en la verdad del Evangelio.

            La Palabra de Dios, en este día y para este tiempo de cuaresma, nos pide sobre todo poner en nuestra vida diaria la oración, el ayuno y la limosna. Tres acciones que nos acercan más a Dios, a los demás y a uno mismo. ¿Cómo podemos entender y vivir estas tres acciones?

Miguel Ángel Mesa las ha formulado como bienaventuranzas. La ceniza y la cuaresma, lejos de lo que muchas personas piensan, es un tiempo de alegría y de bienaventuranza, porque Dios nos ama ofreciéndonos su perdón.

Felices o bienaventurados quienes recorren el camino cuaresmal con una sonrisa en el rostro y sienten cómo brota de su corazón un sentimiento de alegría incontenible.

Felices quienes, durante el tiempo de Cuaresma, y en su vida diaria, practican el ayuno del consumismo, de los programas basura de la televisión, de las críticas, de la indiferencia.

Felices quienes intentan en su vida cotidiana ir suavizando su corazón de piedra, para dar paso a la sensibilidad, la ternura, la compasión… hechas de acciones concretas.

Felices quienes creen que el perdón en todos los ámbitos de la vida; y perdonan de corazón para conseguir una familia, una sociedad, un mundo reconciliado.

Felices quienes se aíslan de tanto ruido e información vertiginosa, y hacen un espacio en el desierto de su corazón para que el silencio se transforme en soledad sonora.

Felices quienes recuerdan a cada momento la promesa del Buen Dios renovando así su cercanía y su presencia alentadora.

Felices quienes cierran la puerta a la tristeza y al desencanto; y abren todas las ventanas de su alma al sol de la esperanza, la ilusión, la belleza, la solidaridad.

Felices quienes emplean sus manos, su mente, sus pies en el servicio gozoso de los demás. Quienes más allá de todas las crisis, mantienen, ofrecen y practican la esperanza de la resurrección a todos los desvalidos, marginados y oprimidos del mundo. Haciendo todo esto, brotará la flor de la Pascua al final de un gozoso sendero cuaresmal.