El Señor es mi luz y mi salvación

Publicado el 22/03/2023
Agustinos


Texto: José Joaquín Ojea
Música:  Amazing grace

Confianza en Dios

Buenos días, hoy vamos a rezar con el Rey David…de él podemos aprender mucho, y a pesar de sus muchos defectos, a la vez tenía una gran confianza en Dios.

El salmo 25 dice así:

1Dios mío, yo pongo en ti mi confianza; ¡que no tenga que avergonzarme ni se rían de mí mis enemigos!

2Ninguno de los que esperan en ti tendrá que avergonzarse: se avergonzarán los que traicionan en vano.

3Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos.

4Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador, y yo espero en ti todo el día.

5Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos.

6No recuerdes los pecados ni las rebeldías de mi juventud: por tu bondad, Señor, acuérdate de mi según tu fidelidad.

7El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados;

8él guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres.

9Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad, para los que observan los preceptos de su alianza.

Hay dos caminos por los que puedo elegir caminar: el camino de Dios, o mi propio camino. Dios me da la opción de elegir. Todos nosotros podemos transitar por el camino que hayamos elegido. ¿Qué camino voy a elegir? El Rey David le pide a Dios que le muestre “su camino”. David lo tuvo claro. Jesús lo tuvo claro también. ¿Lo tengo yo? “Los senderos del Señor son amor y fidelidad”.

¡y qué gran confianza de David en Dios! “¡Enséñame! tus caminos porque ¡tú eres mi Dios y mi salvador!, y yo espero en ti todo el día” ¿Lo tengo claro? ¿Tengo claro que Dios es mi Dios y mi salvador?

Y de esta confianza plena del Rey David en Dios, brota la alegría inmensa que llena nuestro corazón y lo libera de todos los temores, porque Dios está conmigo, cuando David canta en el salmo 27(26):

1El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?

2Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen.

3Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo.

4Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo.

No hay mejor manera de empezar cada día que recordando que “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿A quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?”