Contemplar el evangelio

Publicado el 01/04/2023
Agustinos


Texto: Miguel Ángel Sierra, OSA

Jesús caminando sobre las aguas 

       El pasaje evangélico de Mateo comienza diciendo que es “de noche” y la barca es sacudida por las olas, porque “el viento era contrario”. En nuestro modo de hablar, con estas palabras, hacemos referencia a las situaciones en las que todo parece que está en contra de nosotros: cuando experimentamos dificultades, problemas y el desánimo y la tristeza nos invaden...  Entonces sentimos que el “viento nos es contrario”.  Todo se nos hace difícil, pero, a pesar de todo, aunque no podamos avanzar contra el viento, necesitamos mantenernos en pie con todas nuestras fuerzas para no hundirnos. 
El evangelio dice que, “de madrugada, Jesús iba andando sobre el agua”.  Pone el acento en la expresión “por encima de las aguas”, Quiere expresar que Jesús es el Señor del mar, y esto es importante, indica que Jesús es el  Señor por encima de todo, por encima de lo caótico, de lo incontrolable, de las situaciones que nos desbordan y se nos escapan de las manos... Jesús es el Señor por encima de todo... E1 sigue siendo el Señor en cualquier situación de nuestra vida por muy difícil que sea, por muy incontrolable que parezca… 
La reacción de los discípulos es la de “gritar llenos de miedo creyendo que era un  fantasma...”

Cuántas veces nuestros miedos se proyectan sobre la realidad y nos  hacen ver fantasmas por todas partes; nuestros miedos deforman la realidad y cuánto nos hacen sufrir…
Jesús les dice estas palabras: “ánimo, soy Yo",  no tengáis miedo". Ésta es la palabra que Jesús nos dirige siempre: "ánimo, soy Yo, no tengáis miedo". El siempre nos  invita a confiar y nos repite a cada uno de nosotros en cada momento: "Soy Yo, no tengas miedo, estoy contigo.

A Dios no se acerca nadie por el camino del miedo sino por el camino de la confianza. El miedo es lo que hunde a Pedro y sólo la confianza lo salva. La confianza nos salva a todos. 

Entonces Pedro exclama: “si eres Tú mándame ir hacia Ti. Y Jesús le dice: “Ven”. Es como si le dijera: la vida es posible para todos, el camino está abierto… “caminar sobre las aguas” es un caminar en la confianza. Entonces, Pedro, comienza a caminar “por encima de las aguas”, Mientras Pedro miraba a Jesús, podía caminar sobre las aguas. 
Pero tan pronto como Pedro dejó de mirar a Jesús y empezó a mirar  las olas y al viento, sintió miedo y comenzó a hundirse… 
      Si nos fijamos sólo en los problemas, en nuestros agobios, si sólo miramos las olas, nos hundimos. Pedro dejó de apoyarse en esa “voz interior” que le dijo: “ven”. Esa “voz” que todos llevamos dentro y Pedro comenzó a sentir miedo, y empezó a hundirse en el mar.

Entonces, Pedro grita: “¡Señor, sálvame!” Y Jesús alarga la mano y agarra a Pedro… la mano de Jesús no sólo alcanza a Pedro sino a todos los que tenemos una fe débil: “¡Hombre de poca fe, por qué has dudado!”-le dice-
Jesús es Alguien que siempre “extiende su mano” hacia nosotros para agarrarnos…, Él quiere librarnos del miedo, de la angustia y de cualquier sufrimiento por muy dentro que lo llevemos. Él desea nuestra vida, Él extiende siempre su mano...

Hoy lo podemos contemplar así: Jesús, con su mano extendida a todos, sin excepción.

Siguiendo el evangelio, “En cuanto subieron a la barca amainó el viento”;  es decir, en el encuentro se recupera la paz y la serenidad...  El es una Presencia que serena; cuando acogemos a Jesús en nuestro interior, entonces cesa el viento, desaparece la inquietud y la ansiedad y nuestro corazón logra la calma.
   Termina el relato con una expresión de fe en Jesús: Los  discípulos dijeron: "Verdaderamente eres el Hijo de Dios".
Podemos preguntarnos: ¿Cómo ser conscientes que nuestra vida solo descansa en la confianza en Jesús?

 Que hoy podamos decirle en lo más profundo de nuestro corazón: verdaderamente eres Hijo de Dios. Tú estás siempre con nosotros, incluso cuando “los vientos nos son contrarios”.