Tres imperativos. 1º: ¡LEVÁNTATE!

Publicado el 15/04/2023
Agustinos


Texto: Miguel Ángel Sierra, OSA

¡Levántate!

Tres palabras, tres imperativos nos van a ayudar o nos van a guiar la reflexión. Son tres términos que vienen resonando en nuestra vida, pero que hoy quieren ser una invitación muy personal a cada uno de nosotros:

Las tres palabras son: LEVÁNTATE, ESCUCHA Y CAMINA.

1ª LEVÁNTATE

¡Levántate, y ponte en pie!

    Cuando el hombre empezó a ponerse en pie, rompiendo su curvatura, entonces, empezó a ser. Sólo cuando dejó de curvarse sobre sí mismo empezó a ser persona. Pero el hombre tardó en levantarse. Cuando al fin pudo sostenerse sobre sus pies, cuando al fin liberó sus manos, cuando empezó a mirar hacia arriba, entonces empezó a querer elevarse sobre sí mismo, y quiso ser más...

    En un sentido más espiritual, el estar curvado sobre sí mismo es signo de cerrazón, de pobreza, o de cierto egoísmo. Sólo cuando somos capaces de enderezarnos y abrirnos a otras dimensiones,    -en vertical y en horizontal-, es cuando crecemos en plenitud y en felicidad.

    Pero –muchas veces- tendemos a doblarnos: por los trabajos, por los cansancios, por la edad, por los fracasos, por las decepciones… Y otras veces nos doblan, porque ponen sobre nuestras espaldas fardos y cargas muy pesadas, a veces casi mortales. Todavía hoy son muchos los que no pueden levantarse de su postración y su miseria.

Sin embargo, estamos llamados a ¡Estar en pie!

    Estar en pie, levantados, es signo de dignidad y libertad. La persona postrada –por el contrario- es una persona humillada o servil.

       Estar en pie es signo de vigilancia y disponibilidad. Sin embargo, a veces, nos puede el cansancio y la somnolencia, y preferimos la comodidad del sillón o del diván. (como dice el papa Francisco)

    Como los discípulos que acompañaban a Jesús en Getsemaní, no había manera de que despertaran y vigilaran, a pesar de lo dramático de la situación.

    También hoy nosotros nos encontramos con situaciones críticas, pero –a veces- preferimos entretenemos viendo la televisión o navegando por internet, que es otra manera de echarnos a dormir.

    Dios quiere que sus hijos se levanten. Dios se manifiesta como mano fuerte y liberadora, que levanta a sus hijos y los rescata de la esclavitud y de la postración.

       Por desgracia existen hoy muchos millones de seres humanos que no pueden aún levantarse, unos en el sentido material, otros en el sentido espiritual. Si salimos al camino, encontraremos, como el samaritano, cantidad de gente tirada. Lo nuestro es hacer como Jesús, como el samaritano. Debemos acercarnos a los que están caídos y dignificarlos.

    Cada uno de nosotros, debe ser como la prolongación de esa mano liberadora de Jesús. Debemos seguir repitiendo: levántate, hermano, y vive con alegría; levántate, hermano, y confía; levántate y sé libre; levántate, hermano, y ayuda a levantarse a los demás.