La avaricia

Publicado el 20/04/2023
Agustinos


Texto: Santiago Alcalde, OSA
Música:  Bensound cute

La avaricia

¡Qué insaciables somos las personas! Todo lo que tenemos nos parece poco. Por eso acumulamos, dinero o bienes, como si fuéramos a vivir eternamente. Generalmente quienes más acumulan son los ricos, por eso son ricos. A veces también los pobres acumulan, aunque sólo sea la basura que otros tiran. Este pecado se llama avaricia y pocos son los que están totalmente libres de él.

            Un hombre ya mayor, que vivía solo para no gastar, se enteró que una banda de asaltantes saqueaba casas y propiedades. Entonces decidió convertir todos sus bienes en oro para así protegerlos mejor y no pagar impuestos. Cuando tuvo reunido todo el oro, lo escondió en una de las paredes de su casa. Cada día visitaba su tesoro y, sólo con verlo, se sentía feliz. Un vecino, que vio lo que el avaro hacía, esperó a que este se fuera de casa. Luego, entrando en la vivienda, sacó todo el oro que en la pared se escondía, y se lo llevó a su casa.

            El desconsuelo y la aflicción, que tuvo el avaro cuando fue a mirar su tesoro y lo encontró saqueado, no tuvo igual. Lloró, pataleó, se arrancó los cabellos y enfermó. Una persona caritativa y sensata fue a visitarlo. Tratando de darle consuelo le dijo: “Piensa, por un momento: ¿De qué te servía tu tesoro oculto? ¿Sólo para verlo? Si no estabas dispuesto a gastarlo, puedes colocar en el mismo lugar, donde tenías el oro, unas piedras y figurarte que es oro. Así cada día podrás verlas sin miedo a que te las roben.

            El libro bíblico del Eclesiástico es duro contra las personas codiciosas: “No es buena la riqueza para el mezquino, y al avaro, ¿de qué le sirve el dinero? El que con privaciones acumula, para otros acumula, y de sus bienes otros disfrutarán. El que es tacaño consigo mismo, ¿con quién será generoso?, ni siquiera disfruta de sus propios bienes. Nadie peor que el avaro consigo mismo, esa es la paga de su maldad. Si hace algo bueno es por descuido y al final manifiesta su maldad” (Ecl 14,3-7).