Manos de Santa

Publicado el 27/04/2023
Agustinos


🎧 Audio Reflexión

TEXTO: P. Agustín Alcalde Arriba, OSA

MÚSICA: Claro de luna (Beethoven) - Richard Claydermann

 

Manos de Santa

… MANOS DE SANTA.

Manos temblorosas de Tomás, manos cariñosas de Jesús,

las manos santas de María.

 

Hace unos días reflexionábamos en el Evangelio del domingo II de Pascua sobre las manos de Tomás el apóstol incrédulo y luego el primer convertido con su: “Señor mío y Dios mío” (Jn 20,28). Y, precisamente también, ayer era la Fiesta de nuestra Señora y Madre del Buen Consejo la que nos traía una lección de vida, a través de su imagen que llegó extraña y misteriosamente a Genazzano, Italia, en 1467 desde Scútari, Albania. Venía como huyendo del odio y la muerte. En ella llama la atención, al menos a mí me llama mucho la atención, al observar atentamente la imagen, el abrazo del niño que coloca sus manos en el cuello de su madre y sobre su pecho con una sonrisa infantil y llena de cariño.

Pero ¿dónde están las manos de María en esta imagen? La devoción popular ha ido completando la imagen y las ha colocado sobre el hombro del niño y en su cintura. Como cerrando un círculo de amor entre ellos. Manos santas las de María, manos cariñosas las de Jesús, como manos de “poca fe” fueron las de Tomás que se introdujeron en el cuerpo del Resucitado para cerciorarse de lo que veía.

Las manos… con las que trabajamos y abrazamos, con las que tocamos y a veces herimos, otras veces palpamos en nuestra ceguera, son un instrumento de nuestros sentidos, en este caso el tacto. Sentimos y queremos con ellas como lo hacemos con nuestros ojos, nuestros oídos, nuestras narices y la lengua; por estos cinco sentidos gustamos, olemos, oímos y vemos… y tocamos. Todos ellos son instrumentos de nuestra comunicación y, al mismo tiempo, de nuestra realización personal: nos hacen humanos.

¿Por qué no preguntarnos hoy, concretamente, mirando nuestras manos, qué hacen mis manos, qué sienten mis manos, qué bueno o malo hacen? Con ellas construimos o destruimos, amamos u odiamos; evitamos caernos o más bien empujamos a otros para que se caigan.

En la imagen de María, Señora y Madre del Buen Consejo se presenta un signo de amor más allá del simple abrazo. Así lo expresa la talla de Eloy Cabrera en su trabajo en bronce que integra las dos manos de María-Madre, la Santa Madre de Dios, cuando abraza a su Hijo, niño-Dios, desprotegido y golpeado por tantas manos a lo largo de su vida. Como si quisiera prevenir sus caídas o sus manos atadas, manos atravesadas por clavos, manos clavadas por el abandono y la soledad… En cada uno de nosotros nuestras manos son el espejo donde se aprecia nuestro trabajo. Cuidémoslas, sin manicuras, usémoslas para el Bien.

¿Qué quiere decir: “manos de santo”? ¿No podremos decir mejor “manos de santa”? Santa, sí; santa porque solo hay una. Jesús es Dios, sus manos son divinas de otro modo. ¿Por qué no cambiamos la expresión y decimos, manos de santa, de Santa María, y añadimos: acógenos con tu abrazo como hijos tuyos?

BUENOS DÍAS.