Texto: Quique Infante
Música: Bensound cute
De Madrid al cielo
Los madrileños decimos que no tenemos acento, pero no es verdad. Tenemos varios, de hecho. Los más comunes son el de rascar las “eses” cuando vienen antes de una “c” (ejjjque muchos hablamos así) o la de marcar mucho las “pes” y las “tes” hablando despacito y subiendo la barbilla (¿¿Ppppero Ttttu qué dices???-leído con acento castizo-). Somos chuletas, castizos, acogedores, nos gusta la Mahou y el vermú de grifo tanto como invadir las playas de los demás y, en cuanto nos dejan, salimos a las calles para meternos en los bares.
Y además de todo eso, tenemos a nuestro “colega” San Isidro. Un santo al que ya en vida se le atribuyeron hasta cinco milagros: el más conocido fue el de ver cómo los bueyes araban solos el campo mientras él rezaba en la Iglesia; o aquel en el que se llenó de agua un pozo en el que había caído su hijo; o el milagro de “la olla llena”, cuando un pobre vino a su casa a pedir comida y su esposa, Santa María de la Cabeza, descubrió sorprendida que la olla que estaba medio vacía se había llenado de comida para poder ayudar al que estaba necesitado.
Y un dato que nos puede hacer especial ilusión a algunos, es que Isidro fue el primer laico casado llevado a los altares tras un proceso de canonización instruido por la Congregación de Ritos. Todo un modelo para muchos de nosotros: madrileño, laico, casado, y buscando la santificación mediante el trabajo diario y el cuidado de su familia y de los más necesitados.
¿Quién sabe? A lo mejor muchos de los que leemos o escuchamos este texto, si “nos lo curramos un poquito” -que diríamos en Madrid-, dentro de unos años también seamos unos pedazos de santos madrileños.
De Madrid al Cielo. ¡Buenos días!