Texto: Agustiín Alcalde, OSA
Música: Amazing grace
ES o estar… ¡vivir!
SER no es lo mismo que ESTAR.
Ser o no ser, esa es la pregunta. Ser es lo importante en la vida. Es el “to be or not to be” de Shakespeare quitando a la afirmación la pegatina de la duda o la indiferencia.
El verbo SER es uno de los verbos más usados en las comunicaciones. Podríamos decir que los verbos son la acción o acciones que nos configuran. Y lo es en todas sus variantes del presente del verbo ser: soy/eres/es/somos/sois/son. Los ingleses lo dejan todo al “to be”. En esto damos en español un ejemplo de variedad y riqueza lingüística a los nórdicos y americanos.
Hace dos días con otros significados (¿o es el mismo?) hablábamos del E.S. en las iglesias -con dos puntos- resumiendo el concepto o verdad del Espíritu Santo. Con la primera letra, la E, ya podría ser suficiente: “Espíritu”. Añadimos “Santo” que no sería necesaria. Si no es Espíritu no puede ser Santo. Y si es Santo tiene que ser Espíritu de Dios.
Hablábamos en las iglesias del “¡dios desconocido!” del que Pablo (San Pablo) quiso hablar a los griegos y ya entonces le desconsideraron. La figura de Jesús, especialmente el Resucitado ha acaparado la fuerza del Dios para nosotros. Y de no ser así ha sido el Dios-Padre al que nos dirigimos: “Dios mío”… “ten piedad y misericordia de mí” que aprendió a rezar y repetir cien, mil veces, el Peregrino Ruso como nos explica en su libro.
En la penumbra queda el Dios-Espíritu-Santo.
Sin embargo, es un Dios en nosotros, como lo es Jesús-Hijo para nosotros y Dios-Padre por nosotros. Las preposiciones: en, para y por reformulan y aglutinan todo un misterio del SER.
Hace unos días paseaba por la huerta del Monasterio de La Vid y ante mí fueron apareciendo pequeñas nubes blancas colgadas en las ramas de los pinos, las zarzas y otras plantas. Parecían estar sembradas las matas de telarañas. Aproximándome a ellas descubrí que la lluvia y las semillas de los chopos (pelusillas) especialmente abundantes y mayores este año, formaban paraguas invertidos con leves gotas de agua que daban a las mismas esas formas blancas y casi fantasmagóricas.
¿Qué tiene esto que ver con el ES o el E.S. (el Espíritu Santo)? ¿Qué clarifica sobre el SER o el ES (la tercera persona del presente)? Sobre el SER que la vida no para de diversificarse y transformarse como el ser humano que somos. Sobre el ES, que solo si nos implicamos (unos con otros) y cuidamos (siendo unos para otros) la vida se apagará como una neblina del amanecer.
Tiene que ver con el E.S. ya que sólo el ser humano es espíritu: tiene memoria, entendimiento y voluntad y ningún animal o planta podrá competir en vida con él. Espíritu Santo es decir algo divino, imperecedero, fuerza en nosotros que nos viene del mismo Dios: “Seréis dioses” no animales cariñosos a veces, o hermosas plantas en desarrollo. Un amanecer o un atardecer parecen hablarnos de Dios.
Una persona lleva a Dios consigo y nadie podrá arrancárselo jamás. Ni la muerte, ni los gritos del odio solapando o el miedo podrán hacer nada; no son, solo están hechos para desaparecer.
Los fantasmas blancos del amanecer campando por la finca del monasterio pasaron a ser unas pocas horas después pingajos curiosos e inofensivos.
¡BUENOS DÍAS!