¿Ocupar el lugar de Dios?
Mejor dejar a Dios su puesto y su papel… Sin usurparlo.
-Ahora -murmuró el desconocido-, adiós, bondad, humanidad y gratitud..., adiós, todos los sentimientos que ennoblecen el alma. He querido ocupar el puesto de la Providencia para recompensar a los buenos..., ahora cédame el suyo el Dios de las venganzas para castigar a los malvados.
Y al decir esto, hizo una señal, que parecía que el barco no esperase otra cosa para hendir la superficie de las aguas.
Alejandro Dumas, El Conde de Montecristo