El gran azul

Publicado el 21/06/2023
Agustinos


Texto:  Santiago Alcalde, OSA
Música: Acousticguitar

El deseo de libertad

Siempre queremos ir más lejos y más deprisa de lo que podemos. El ansia de libertad, que habita en el corazón de todo hombre y mujer, a menudo se traduce en un intento desesperado de traspasar unos límites dentro de los cuales se siente como encerrado. Este deseo se da en todos los aspectos de la existencia humana. Así, creemos que seremos más libres cuando los “progresos” de la biología nos permitan, por ejemplo, elegir el sexo de los hijos. Pensamos que encontraremos la libertad intentando llegar más allá de nuestras posibilidades. No contentos con practicar el alpinismo «normal», nos lanzamos al alpinismo «de riesgo», hasta el día en que vamos demasiado lejos y la emocionante aventura se ve truncada por una caída mortal.

Esta faceta suicida, de algunas búsquedas de libertad, aparece evocada, de modo significativo, en la última escena de la película “El gran azul”. El protagonista, Jacques Mayo es un joven francés con un talento especial para el buceo. Ayuda al profesor Lawrence en sus experimentos marinos. Cuando era niño y vivía en una pequeña población griega junto a su gran amigo Enzo Molinari, ahora campeón de buceo en apnea, Jacques perdió a su padre, que trabajaba como buzo, pero a pesar de ello ama al mar por encima de todo. Nada de lo que tiene o consigue en la vida le satisface tanto como estar bajo el agua. Fascinado por la soltura y libertad con la que nadan y se mueven los delfines en el fondo del océano, acaba yendo tras ellos hacia una muerte segura por traspasar los propios límites humanos.

Cuantas personas, especialmente jóvenes, no mueren por el exceso de velocidad; por practicar deportes de alto riesgo; por intentar alcanzar el nirvana en las drogas… Suspiran por un deseo de libertad que no saben encauzar adecuadamente. La libertad es un don de Dios. “Para ser libres nos ha liberado Cristo” (Ga 5,1), nos dice san Pablo; pero la libertad, de la que habla el Apóstol, la tenemos que descubrir dentro de cada uno, en la intimidad con Dios y no fuera de nosotros y de Él.