San Bartolomé

Publicado el 24/08/2023
Agustinos


Texto:  P. Juan M. Paniagua Miguélez, OSA
Música: Claro de luna (Beethoven) - Richard Clayderman

SAN BARTOLOMÉ

¡Buenos días!

En el Nuevo Testamento, Bartolomé sólo se menciona en las listas de los apóstoles. Algunos eruditos lo identifican con Natanael, un hombre de Caná de Galilea que fue llamado a Jesús por Felipe. Jesús le hizo un gran cumplido: “He aquí un verdadero israelita. No hay duplicidad en él” (Juan 1:47b). Cuando Natanael le preguntó de dónde le conocía, Jesús le dijo: “Te vi debajo de la higuera” (Juan 1:48b). Por sorprendente que fuera esta revelación, Natanael exclamó: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel” (Juan 1:49b). Pero Jesús replicó: “¿Crees porque te he dicho que te vi debajo de la higuera? Verás cosas mayores que éstas” (Juan 1:50b).

Natanael vio cosas mayores. Fue uno de aquellos a los que Jesús se apareció en la orilla del mar de Tiberíades después de su resurrección (ver Juan 21:1-14). Habían estado pescando toda la noche sin éxito. Por la mañana, vieron a alguien de pie en la orilla, aunque nadie sabía que era Jesús. Les dijo que volvieran a echar la red, y pescaron tanto que no pudieron recogerla. Entonces Juan gritó a Pedro: “Es el Señor”.

Hoy también se nos invita a ser Bartolomé o Natanael, qué más da; es un discípulo de Jesús, un apóstol elegido por él. Y no todos podemos ser Pedro, Santiago o Juan y; tampoco podemos situarnos en el otro extremo y ser conocidos por lo negativo en nuestras vidas. En el mundo de los apóstoles como en nuestra propia vida también existen muchas personas que están en el medio sin destacar pero que tienen una gran importancia porque cumplen su misión y porque Dios también así lo ha querido. Demos gracias a Dios, porque también nos permite brillar con luz propia en nuestra mediocridad, sin necesidad de elementos que nos encumbren a la fama. Hoy Bartolomé nos recuerda que, en el seguimiento de Cristo, aunque no seamos encumbrados a los altares, si cumplimos las grandes máximas del Evangelio (el amor a Dios y al prójimo), siempre estaremos en el camino de nuestra salvación.

¡Buenos días!