Tres últimos deseos

Publicado el 31/07/2023
Agustinos


Texto: Aurora Sanz
Música: Acousticguitar

Alejandro Magno

Buenos días:

Hace unos días leí una historia en una red social. Había generado muchos comentarios, incluyendo por supuesto aquellos que decían que no tenía ningún tipo de rigor histórico. El teórico protagonista no es otro que Alejandro Magno, que vivió en la época anterior a Cristo y que, como Éste, murió a la edad de 33 años. Cierta o no, el caso es que la guardé para compartirla con vosotros porque lo importante no es el quién, sino lo que cuenta. Espero que os guste y os sirva de reflexión:

Los últimos 3 deseos de Alejandro Magno

En su lecho de muerte, Alejandro Magno convocó a sus generales y les dijo sus tres deseos finales:

1. Los mejores médicos deben llevar su ataúd;

2. La riqueza que ha acumulado (dinero, oro, piedras preciosas, etc.) debe ser esparcida a lo largo de la procesión al cementerio; y

3. ¡Sus manos deben estar sueltas, colgando fuera del ataúd para que todos lo vean!

Uno de sus generales, que se sorprendió por estas peticiones inusuales, le pidió a Alejandro que se lo explicara. Esto es lo que Alejandro Magno tenía que decir:

1. Quiero que los mejores médicos lleven mi ataúd para demostrar que, frente a la muerte, incluso los mejores médicos del mundo no tienen poder para sanar.

2. Quiero que el camino esté cubierto con mi tesoro para que todos vean que la riqueza material adquirida en la tierra, se queda en la tierra.

3. Quiero que mis manos se balanceen en el viento, para que la gente entienda que venimos a este mundo con las manos vacías y dejamos este mundo con las manos vacías después de que se agote el tesoro más precioso de todos, y ese es el TIEMPO.

La riqueza material no puede ser llevada a la tumba, mientras que nuestras buenas acciones pueden servir como cheques de viaje. Sin embargo, el tiempo es nuestra posesión más valiosa en este mundo porque es limitado. La riqueza se puede acumular, pero el tiempo no se puede reponer. Cuando dedicamos nuestro tiempo a alguien, esencialmente le estamos dando una parte de nuestra vida que no se puede recuperar. Por lo tanto, nuestro tiempo es equivalente a nuestra vida misma. Por lo tanto, el mejor regalo que se puede dar a los seres queridos es el tiempo.

Ahora que estamos en época estival, aprovechemos para dedicar más tiempo a nuestros seres queridos y a contactar a aquellos a los que el ajetreo del año no nos permite estar cerca ni personal ni telemáticamente. Es el mejor regalo para los demás y sobre todo para uno mismo.